Desde mi caverna, día 21: La guerra de Sánchez

04.04.2020

"En esta guerra", "conocemos mejor al enemigo" y, por supuesto, "venceremos". Sánchez ha pillado el lenguaje del soldado ese de azul que sale en las ruedas de prensa (lo llaman JEMAD). Así que ya saben, hoy es lunes, porque "en la guerra todos los días son lunes". (Ni caso, pero ustedes pongan cara de que naturalmente)

Si hay algo que molesta al cronista, como ya les he dicho aquí y más de una vez, es el lenguaje bélico. Tan innecesario como lleno de trampas, cuando no se trata de cosas serias y de verdad de las que se ocupan los ejércitos.

El presidente nos ha contado en una comparecencia, larga como es habitual, lo que ya sabíamos, la prorroga de la alarma. Nos anunciado lo que temíamos, que habrá más. Y dice que añadirán medidas y nos darán medios "en la medida de nuestras posibilidades". Algo preocupante si, por ejemplo, depende de aliados tipo gobierno turco.

La metáfora sobre la guerra exime al poder de sus responsabilidades. Un servidor no es semiólogo, aunque de joven mis educadores me pasaron libros de Chomsky, y luego de Eco, y algo se me quedó.

Lo de la guerra es, sin duda, muy eficaz y eso lo sabe el gurú de La Moncloa, el dueño del relato: ordena movilización general y despierta nuestras conciencias. Sin embargo, ni ética ni políticamente dice nada positivo.

Disuelve la realidad de la guerra. Es poco ético hablar de una "guerra" para la lucha contra una pandemia (ciertamente muy grave, con miles víctimas), cuando todos hemos hecho la vista gorda a guerras muy reales, donde no es suficiente quedarse en casa o hacer ejercicio en bicicleta estática. Siria, Yemen, la mitad de África: eso son guerras.

Hay un objetivo político buscado en este registro marcial, por otra parte: convertirse en comandante en jefe, hacedor de "churchilianas" invocaciones a la patria y convocatorias a la unidad nacional, que solo la guerra justifica y silenciar las oposiciones y las críticas.

Se nos escapa así la gran diferencia con los conflictos bélicos: podríamos habernos preparado mucho mejor en esta lucha contra los efectos de la pandemia.

No es un ataque de un enemigo malicioso y extranjero: es un fenómeno, por otra parte, muy esperado. Tras haber guardado silencio sobre cosas de las que ahora no se habla: hubo quien temía que la gripe estacional afectase el funcionamiento hospitalario (más de seis mil muertos de los que nunca se habló)

La metáfora militar no hace falta para generar movilización nacional y declarar un estado de emergencia de salud. Tenemos recursos (por ejemplo, quince millones para que las teles sean buenas) sin necesidad de lanzar un misil para conmocionar a los espíritus e imponerse como caudillo.

Más que héroes, necesitamos lo que el sistema de salud parece ofrecernos: gente seria. eficiente, tomando medidas que nos hablan de la naturaleza excepcional de la situación.

El problema de esta metáfora militar es que solo revela un aspecto de la crisis: el alcance futuro de la cantidad de víctimas. En las guerras la luna se acompaña de guadaña, como decía Aute. al que hoy hemos perdido.

La "guerra" también implica sacrificios: los de los sanitarios que han caído en el "campo de batalla" y a quienes se les promete honor y gloria para el futuro. Anuncia medallas a héroes y heroínas, conmovedores funerales colectivos y jornadas patrióticas.

En realidad, todo el mundo está en su guerrita. Los de Vox, tras un ejercicio patriótico de irresponsabilidad de grupo, han desaparecido y no cogen ni el teléfono, aunque por las redes gritan mucho. Las derechas, a pares, anuncian lealtad y, por supuesto, unidad nacional, tras una semana de cabreo supino.

Las "otras", ustedes los conocen, esperan a ver si sacan alguna expropiación. Los de Esquerra, todo aprovecha para el convento, proponer cambiar al código penal para quemar banderas y ultrajar a la patria, cosa en la que usted está pensando, con toda seguridad. DE Torra y los del centro de Pamplona, ni hablamos.

En fin, como ustedes no están para irse a la guerra, así sin ir a la "pelu" y en pijama o chándal, quédense en casa. De hecho, mi nieto y mis nietas dicen que no quieren ser soldados, si acaso de "ezos hédoes con didfrazes de plaztico" que salen en la tele. Ellos dicen que así todo saldrá bien. Y yo les creo. 

Banda sonora: Aute, al alba

Fotografía: ¿Quince días más, dices? Me marcho, m marcho...

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar