Desde mi caverna, día 27: mi sabio favorito no cree en la uve

10.04.2020

Como ya llevan ustedes con el cronista mas viernes que con su siquiatra, deben ya saber que los viernes, Don Juan Ignacio Ocaña me tiene dicho que hacemos otro tipo de crónica. Vamos, que no me ponga de analizar al gobierno y eso.

Claro que, siendo hoy Viernes Santo, igual habíamos hecho fiesta o, a lo mejor, los nunca bien ponderados CEO de la radio nos hubieran pagado la prima por festivo (tampoco cuela, ¿verdad?): los CEO tienen la misma capacidad de darse por aludidos que un vendedor de mascarillas chinas.

El caso es que, mientras pensaba qué contarles, siguiendo las siempre correctas indicaciones de mi jefe radiofónico para los viernes, recibo por guasap un audio de mi nieto que, más o menos, dice: ¡Abu, habla con uno de ezoz zabioz y que acaben con el bidcho o me pongo el vestido de "Thorrr" y voy con el madtillo!

Notando al muchacho algo enfadado, le he enviado el mensaje al único sabio que conozco. He recibido inmediata respuesta: "Juan, dile a tu nieto que yo solo soy el tabernero, pero me parece que lo mejor es que se quede en casa con el martillo". Ya se lo he dicho: un sabio.

Ahora que ustedes, estimados y estimadas, viajan al supermercado como si fuera un club nocturno, conviene que no olviden que la taberna es, históricamente, un pozo de sabiduría. No solo eran auténticos ateneos, donde se conspiraba al tiempo que se leía o escuchaba.

Taberneros y taberneras han sido fuentes inacabables de inspiración poética, artística o científica. De hecho, se discute que cuando Einstein dijo "lo hice por que no sabía que era imposible", se refería a beberse un güisqui destilado ilegalmente.

Aprovechando que mi tabernero estaba receptivo, no siempre ocurre, como ustedes saben los taberneros y taberneras son mucho de escoger el momento, le he preguntado por las últimas declaraciones de la ministra de Economía.

La ministra, encantada hoy porque ha pasado lo que habíamos dicho que iba a pasar, y que el lunes de vuelta al trabajo esencial les contaré, ha afirmado que tendremos "una recuperación económica en forma de V, a final de año". La ministra había dicho, al inicio del estado de alarma, que "en tres semanas" salíamos, tampoco vamos a ponernos pejigueros por un semestre de error.

Lamento decirles que mi sabio favorito no cree en la uve, exceptuando la de la copa del Martini. Señores y señoras mías hagan caso a mi tabernero y sospechen de los cuentos. Con las fronteras cerradas, sin turismo, sin que ustedes compren coches y estas pequeñas cosas no parecería prudente animarse en exceso.

Quizá los ministros debieran ir más a la taberna y aprender del mejor consejo que siempre se da en esos locales: aquí se habla poco con el tabernero y mucho con uno mismo. Así, nos ahorrarían a los demás el disgusto de que no se cumpla ni una sola de las previsiones.

Claro que excederse en las tabernas o los Martini (más de dos es impropio de personas de su conocida elegancia) también puede conducir al error contrario: comprar cualquier cuento a cualquier beodo.

Al menos 20 torres de telefonía móvil en todo el Reino Unido han sido incendiadas o destrozadas desde el jueves, según fuentes del gobierno y la industria, debido al impacto de las teorías que vinculan el coronavirus a las redes 5G.  ¿ Hele, qué podría salir mal en el Reino Unido?

Dice el sabio de mi tabernero que siempre dudó de la ginebra británica. Quemar torres de telefonía, en el momento de mayor consumo de datos, es como si hubieran destruido sirenas de ataques aéreos porque ayudaban a los nazis a saber dónde estaban las ciudades. Revela, además, gran brillantez mental: en realidad, no hay ninguna torre de 5G funcionando en el Reino Unido.

Igual no me creen, pero los que dicen tal cosa son los "antivacunas", que parecen necesitar nuevas emociones en tiempos de virus. No solo ellos; se han sumado, animosos, los robots de extrema derecha británicos, celebridades nivel mental de "influencer choni" y, naturalmente, Russia Today. Con lo divertido que era echarle la culpa a un animal salvaje que se había comido un chino.

En fin, lo dicho: el sabio es mi tabernero. Así que déjense de tonterías y quédense en casa. Igual la Guardia Civil les lleva una mascarilla a domicilio un día de estos; si a alguno de ustedes le toca Torra se la mandará con mensajero, naturalmente.

Yo ya les he explicado a mi nieto y a mis nietas lo que dice el sabio y creen que, entonces, todo saldrá bien. Y yo les creo; a ellos y a mi tabernero.

Banda sonora: Café Quijano, la taberna de Buda

Fotografía: Esenciales, dicen, a ver a quién le toca el lunes, pregunta la pala al cedazo.

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