Desde mi caverna, día 20: el día de los ramos y usted de encierro y sin mascarilla ¡Hosanna!

03.04.2020

Siendo mi tercer viernes con ustedes, ya saben que mi jefe radiofónico, Don Juan Ignacio Ocaña, afirma que los viernes hacemos otro tipo de crónica.

Quiere decir que no me ponga sesudo, cosa difícil para el cronista de natural estudioso como saben. La razón es que ustedes ya están de "weekend". Tampoco, me sugiere el jefe, debo ironizar con los siempre poco loados CEO de la radio, no sea que no me llegue el aumento de sueldo que prometieron (si cuela, cuela, uno aprende rápido la técnica de La Moncloa).

El caso es que aquí estamos ustedes y yo en encierro, y para rato según noticias últimas, con cierta tendencia a ignorar el día en que vivimos. Debo recordarles, señoras y señores míos, que este será Domingo de Ramos. Ese que ustedes solían salir con sus palmas a cantar "Hosanna" o si no eran de la cofradía a cantar "camarero, otra caña".

Pues va a ser que no. Además, advierte Sanidad que sin mascarillas no vamos a ninguna parte. Que no haya o sean caras no puede evitar el buen consejo. Los ministros y ministras vienen a ser como los cronistas: opinando lo correcto. Los medios ya los pondrán... los chinos, por un poner.

Y no cabe pedir ayuda divina. El Redentor tiene una semana chunga y algo ocupada; no esta para más milagros. Los otros dioses - incluso los ateos, tipo Iglesias o Sánchez- en solidaridad no ejercen. Así que se encuentra usted en soledad ante el acontecimiento.

No debemos ignorar las nuevas capacidades que tenemos. En primer lugar, como ustedes ya han convertido su casa en un cabaré y sus balcones en un teatro, ya pueden hacer procesión por el pasillo, varear la ramita de olivo en su ventana o beberse la oportuna cañita con la familia, sin escándalo ni castigo de la autoridad competente, o sea la única que hay, para enfado del Señor Torra.

También es cierto que, en aquel tiempo que no vivíamos como Gran Hermano, era este viernes cuando a la chavalería le cerraban la escuela e instituto y ustedes empezaban la semana del pánico.

Ahora ya les pilla con rodaje. Son mamás y papás confinados expertos. Eso sí, aconsejan los sicólogos, tan dispuestos a aconsejar como el ministro de Sanidad y los cronistas. el asunto de las rutinas. O sea, si están de vacaciones, hay que dejar de estudiar no como hasta ayer, juas, juas, y ponerse a jugar y hacer deporte, ¡Hosanna!

Estando de encierro, es bastante probable que ustedes no hayan estado atentos a los ayunos que corresponden a la Cuaresma. Ni Abascal, ni Casado, ni Arrimadas, sindicatos o patronales, vigilantes cual azor, han exigido al gobierno una prestación para torrijas y potajes ni advertido del posible desabastecimiento de bacalao, por un poner.

Son días de depuración que la muy santa y católica iglesia nos viene regalando desde el siglo IV. Ante tal encomienda, Dios que aprieta, pero no ahoga, nos autoriza el potaje y las torrijas.

Prepárense pues para semana de abstinencia y potajes. Que no se diga que por pecador o pecadora se va a perder alguna de las joyas de la comida patria. Arrepiéntase de algo y pásese al guiso de Cuaresma.

Si no se le ocurre de qué arrepentirse, el cronista, siempre en función de servicio público, viene en su ayuda: recuerde la papeleta que eligió en las últimas elecciones, piense, "fue el alcohol lo que te hizo bella" y potaje va, torrija viene, a penar.

Llega la Semana Santa, tiempo de recogimiento. Nunca desde el siglo IV ha habido tanto silencio. A ver si el virus en lugar de China viene de Roma. Vale, esto es una "fake news", pero, oigan, teorías conspirativas más raras he leído.

Deben saber que de una extraña conspiración entre la iglesia católica, los vikingos y los pescadores vascos nacieron, a la altura del medievo, los mejores guisos de abstinencia, con base en el bacalao.

Compre lo sustancial: espinacas, garbanzo y bacalao. Naturalmente, cordero para el domingo de Pascua - ya le explicará el cronista como hacerlo, que hay que estar en todo- y si no hace torrijas, ya le vale con la excelsa receta que aquí le puse, o alguno de los afamados dulces patrios, unas chuches o chocolates para la chavalería serán necesarios.

Qué puede salir mal. Hay que quedarse en casa: son días de pasión, encierro y recogimiento. Mi nieto y mis nietas han decidido que sí, pero que en lugar de caperucho se visten de romanos, en solidaridad con Italia debe ser. Dicen que así todo saldrá bien. Y yo les creo.

Banda sonora: Camilo Sesto, Hosanna

Fotografía: ! Hosanna! En mi badulaque hay palmas de olivo a su disposición


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