Vacances catalanes (2023): "Paraules irritades"
"Hem tingut unes paraules irritades sobre el propietari de la guingueta". O sea, que hemos tenido unas palabras irritadas sobre el dueño del chiringuito. Me ahorro citárselas por ser horario infantil. VAyan tomando nota del catalán que les va a hacer falta.
Como les comenté en la última entrega, una lubina para dos niños (4 y 8 años), con sus respectivas aguas, nos salieron a 70 euros de lubina, 7 de Agua, y eso sin contar IVA. Lo que viene a ser un robo. Calculen que la pieza sale en el "super" alrededor de diez y el agua, pues eso: el regentador ha multiplicado por seis el precio en el mercado.
O sea, un robo, que se viene repitiendo en diversos establecimientos. Doy por hecho que los propietarios catalanes son muy estudiosos y han decidido facilitar el crecimiento con inflación, lo que prepara un segundo semestre fetén y unas subiditas muy monas de tipos de interés. Pero la fiesta la paga Pedro, no hay que preocuparse.
Pero es que en la república que no existe todo es muy caro porque los extremeños les roban. Es de notar que en Extremadura se pesca mucha lubina y, en consecuencia, los precios del animalillo son muy caros, debido a la lubina que expulsan el Tajo o el Guadiana. Que no haya lubina en esos ríos no puede estropear el relato: "els extremenys ens roben. Y punt).
El precio de la vivienda en alquiler se aproxima por estos pagos al salario mínimo, el precio de la vivienda nueva también es el más alto de España y así sucesivamente. De lo que se deduce que las muy ponderadas medidas adoptadas son un fracaso. Cosa de la que no se habla en el chiringuito porque, en realidad, nadie vive aquí y los que vivien esperan que una maná llegue de Madrid un día de estos. Mana que no llegará al personal y que se quedará en alguna Asamblea para hecer repúblicas o cosas por el estilo.
En fin, he preguntado a expertos del lugar donde se podía hacer una "Quita" de deuda en el chiringuito, pero me dicen que en Catalunya el único que sabe que significa eso es el president de la república que no existe. Y que se la está enseñando a Sánchez.
Para que ustedes me entiendan, nos estamos haciendo trampas en el solitario. Catalunya no tiene deuda: la tiene el estado español que, a través de un mecanismo postcrisis (FLA, Fondo de Liquidez autonómico), se la pasaba a las Comunidades Autónomas que, con la excepción de Madrid, malvada Ayuso, no podían acudir a los mercados de deuda.
No hace falta un exceso de conocimientos autonómicos y económicos para entender las consecuencias: condonar una deuda soberana: encarece las primas de riesgo y anima el exceso de gasto público: si los catalanes no pagan, yo tampoco, a endeudarme, dirán los presidentes de las autonomías con no poca razón.
Esta es solo una parte del riesgo moral del que ya les hablé aquí, como una parte del clientelismo de gasto público que se corresponde con mapas políticos fragmentados y la debilidad del estado. Es lo que es, y siempre fue así en España.
Hasta ese progresista notorio, rojo peligroso diría yo, porque el PNV nunca fue de derechas ni carlista, es todo una fabula borbónica notoria, que es el tal Ortuzar, jefe del PNV, que tiene juguete propio (el sistema foral), ha decidido pasarse a las peticiones excesivas: se empieza por un cuartel y se acaba con un pedazo de la seguridad social. Es lo que tiene la negociación y tenerle que ganar unas elecciones a los de Bildu. Quien se lo hubiera dicho a los abueletes del PNV.
Y esperen que no ha llegado aún el animador, de facto, de los "indepes catalanes". El fantasma de Waterloo, una vez que da por hecho que lo suyo está arreglado, anda haciendo carta a los reyes magos, junto a los de Esquerra: desde un tren a una autodeterminación hay juguetes donde elegir.
Pero eso son cosas extraordinarias de las que no se conoce en el chiringuito. El caso es que "el propietari de la guingueta ens roba". La reducción de personal alrededor de hamacas, sombrillas y chiringuito es paralela a la abundancia de neveritas que los papas arrastran, junto a colchonetas, sombrillas, palas y cubos de playa.
Pronuncian,
eso sí, "paraules irritadas", mientras el "propietari" prepara lubinas para
guiris y madrileños no avisados. Insultos se esperan, que ni los guiris están
para bromas.