Un agosto sin corbata (14): la excepción ibérica y la inteligencia
Afirma la señora Von der Leyen, Úrsula para los amigos, que a Sánchez le persigue la inteligencia. Yo creo, que quieren que les diga, que Sánchez es más rápido.
Si les parecía brillante dejar de comprar gas argelino, para pasar a comprar gas del fracking norteamericano o de Rusia, no habían caído que lo inteligente es almacenar la compra de gas ruso, por si los rusos dejan de vender gas. Eso debe molestar mucho a los rusos que hacen negocio, con los que estamos enfadadísimos de la muerte.
Si ustedes se preguntaban porque la parte del gobierno de la paz verdadera lleva tiempo callada, entiendan la respuesta: el negocio de los rusos es el negocio.
Los ucranianos parecen molestos porque España no les manda ni la pasta ni las armas prometidas. Pero es que a los ucranianos les falta algo de inteligencia: por ejemplo, podrían comprarle petróleo o armas a Rusia, para hacerle la guerra a Rusia. Es probable que Sánchez se lo haya sugerido.
España ha aumentado las importaciones desde Rusia, a pesar de las recomendaciones de la Unión Europea para minimizar la dependencia de Putin.
Rusia es un proveedor clave no sólo de gas y petróleo, sino también de metales como el hierro, el acero y el aluminio; y de materias primas como el trigo, el aceite de girasol, los abonos y los fertilizantes.
Por tanto, el embargo comercial no solo es complicado para España, sino que no nos apetece mucho.
Las importaciones desde Rusia a España, entre enero y junio, sumaron 3.669 millones de euros, un 51% más que hace un año, cuando en el mismo periodo nuestro país importó bienes por un valor de 2.430 millones. Es decir, que este año ha gastado cerca de 1.240 millones más que en 2021. Si se compara con 2019, la diferencia es aún mayor: 1.938 millones (+112%).
Este aumento se debe, desde luego, a que las materias primas que se importan se ha encarecido con el conflicto; pero, también, a que España ha incrementado la demanda.
El ejemplo más claro se encuentra en el gas. En el primer semestre, España compró 24.016 gigavatios hora (GWh) a Rusia, un 12% más que el año pasado (21.406 gigavatios).
Según la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), la demanda de gas natural creció un 33% este mes de junio, hasta los 8.751 gigavatios hora, su nivel mensual más alto desde 2004.
O sea, lo que es, es. La excepción ibérica no solo es que los precios no van con el mercado español - por ahora, algún día lo pagaremos-. La excepción ibérica es que mientras ustedes deben ahorrar, cosa que corresponde a un shock de oferta y es normal (como se organice lo de ahorro es otro tema), nosotros seguimos alimentando las arcas rusas.
Es notablemente inteligente preparar un nuevo gaseoducto con el que venderemos a Alemania el gas ruso que estamos almacenando y que los alemanes no quieren o no podrán comprar a los rusos.
Un tubo (MidCat ) que cabrea mucho a Monsieur Macron, que ve que lo de no consumir CO2 es cosa del pasado y se va a comer su energía nuclear.
Si todo esto les suena a ustedes un poco cínico, tienen razón. La Unión Europea sostiene la inteligencia de la estrategia. Al truco del almendruco le llaman inteligencia; en fin, apuntémonos a todas las excepciones ibéricas posibles, Putín estará encantado.
El asunto de la energía dará, un día, para abundantes tesis y reflexiones, pero ahora resulta dramático, aunque aparente que todo es muy risible.
A fecha de hoy, muchos usuarios aún no conocen los conceptos que se incluyen en su factura de la luz. Con la inclusión del tope de gas, descifrarla resulta cada vez más complicado.
A raíz del tope de precios al gas natural, aparece este nuevo coste. Busca compensar a las centrales de generación de gas y carbón. Son los propios consumidores, a través de su recibo, los que lo sufragan estos costes.
O sea, no digan que no es inteligente que nosotros compensemos a las malvadas empresas del IBEX parte del tope gubernativo y además debamos estar agradecidos.