Trump, algo más que aranceles

01.06.2025

Nos hemos llevado esta semana una pequeña alegría: un tribunal, de cuya existencia no teníamos conocimiento, ha suspendido los aranceles trumpianos. Otro, sin anular la sentencia anterior, dice que, de momento, puede seguir poniéndolos, en una carrera que acabará, seguro, en el Supremo. Dicho esto, con el asunto judicializado, nadie va a tener prisa para negociar con el culo de Trump, al parecer es con lo que él negociá, lo ha dicho él mismo: con la cosa del acero, la Unión Europea ha dicho, todo chulita, que pondrá represalias.

Hablando del acero, por si había dudas, Trump vuelve a mentir: dice que ha llegado a un magnífico acuerdo con los japoneses. Pues, sí, para los japoneses es estupendo: se ha quedado con las acciones de los propietarios de su competidora norteamericana.

Dicho sea, también, sin ánimo de molestar, ni mucho menos de comparar, ustedes se preguntarán: ¿Por qué Trump no lleva al legislativo esas medidas? Porque su proyecto se hace, dice, "sin concurso del legislativo" y por si pierde. Quizá les suene, o no, los populismos acaban pareciéndose tanto. También ocurre que algunos de sus socios, también les sonará, representantes de su partido y votantes, algunos oligarcas, no son partidarios.

Hemos sabido, la semana pasada, que un policía de Texas utilizó un sistema de lectura de matrículas de vehículos, propiedad de la empresa Flock, para realizar una búsqueda a nivel nacional, en USA, usando más de 83,000 cámaras lectoras para… buscar a una mujer que se había sometido a un aborto. Hecho en Texas, tierra de la libertad.

El aborto es casi totalmente ilegal en Texas, pero, según informes, las fuerzas del orden revisaron cámaras en estados como Washington e Illinois, donde el aborto es legal.

También hemos sabido que las mujeres en coma irreversible embarazadas están siendo obligadas por el sistema sanitario USA a convertirse en incubadoras y pagar por ello. Se interna a las mujeres en coma en una clínica y se obliga, naturalmente, a pagar el seguro. ¿Recuerdan el cuento de la criada? Había un capítulo que hablaba de ello.

El sueño americano, el "meeting pool" (mezcla de razas y orígenes), el derecho de los sindicatos mafiosillos desaparece. 450 mil inmigrantes, que trabajaban legalmente, serán expulsados. Los estudiantes extranjeros verán chequeadas sus redes y los ilegales vendidos a módico precio al presidente de El Salvador. America no se hizo, y no se hará, así grande, lo diga Trump o los abundantes porqueros que le rodean.

Ya nunca iré a Nueva York, lo sé.

Además de las advertencias de los activistas de toda clase sobre lo distópico y oscuro de los nuevos USA, si algo se muere es la cultura: en la cuna del rock, los roqueros son perseguidos.

Ustedes saben que, en el Bernabéu y, a veces, en el campo del Atleti, pasan cosas increíbles. Dos de ellas son imprescindibles: las eliminatorias de Champions y los conciertos de Bruce Springsteen. Este año, Bruce no se ha pasado por Madrid, pero sí por Manchester y otras ciudades británicas.

Como siempre, Bruce hizo el habitual comentario sobre su país. Dijo, literalmente: «La América que amo, la América sobre la que he escrito, que ha sido un faro de esperanza y libertad durante 250 años, está actualmente en manos de una administración corrupta, incompetente y traidora».

Trump respondió con la mezquindad que le caracteriza llamando a Springsteen cantante muy sobrevalorado. "Nunca me gustó, nunca me gustó su música ni su política de izquierda radical y, lo más importante, no es un tipo con talento, solo un imbécil prepotente y desagradable". Este roquero decrépito, tiene la piel atrofiada, debería callarse hasta que regrese al país".

Trump, de 78 años, también publicó un video editado para simular que había golpeado a Springsteen, de 75 años, con un drive de golf. Trump exigió una "investigación a fondo" sobre Springsteen, Beyoncé y otras y otros cantantes, alegando, falsamente, como corresponde a un buen populista, que recibieron millones de dólares para apoyar a su oponente demócrata en las elecciones de 2024, Kamala Harris.

Estas son, las batallas culturales que gustan a algunas y algunos y de las que aquí les he hablado. Batallas culturales que pagamos todos los ciudadanos. En el momento de la bronca de Trump, un empresario de Nueva Jersey, el estado donde nació Springsteen, y donde ganó Kamala, canceló, como se ha sabido también esta semana, el concierto de una banda que se dedica a cantar canciones de Bruce.

El cantante de la clase obrera de Jersey se queda sin banda de homenaje, Trump despide obreros extranjeros y fumiga el Rock: ¿Qué historia roquera molesta a Trump? Quizá pueda darles alguna pista.

"Born in the USA" contó la historia de un veterano de la guerra de Vietnam que perdió a su hermano en la guerra y regresó a casa sin perspectivas laborales y con un futuro sombrío. "My Hometown" describió el tipo de declive económico y descontento que Trump ha explotado: "Ahora, con las ventanas tapiadas de la calle principal y las tiendas vacías / parece que ya nadie quiere venir aquí".

El álbum de Springsteen de 1995 , The Ghost of Tom Joad, documentó sin rodeos la vida de inmigrantes en dificultades, incluyendo a los de México y Vietnam. Su canción de 2001, American Skin (41 Shots), criticó el asesinato a tiros por parte de agentes de policía de la ciudad de Nueva York de un inmigrante guineano desarmado llamado Amadou Diallo, lo que enfureció a algunos de sus seguidores más humildes.

El Blues y el Jazz lo cantan los negros, el Rock infames izquierdistas, el Pop gente insufrible, como Beyoncé o Taylor Swift. Hollywood es una pandilla de traidores a la patria. Siempre nos quedará algún "crooner" blanquito que toque el banjo, usted y yo lo oiremos, nos gustan. Aprovechen, el día que le molesten a Trump, ya será demasiado tarde.

Distopía, distopía, distopía. Ganando batallas culturales, cuídense de los populistas y no caigan en el error: Trump es algo más que aranceles.

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar