Siete noches de ruido, martes de dádivas e ignorancia de las ciudades
Sánchez es el héroe de aquellos y aquellas economistas que se dedican a investigar las relaciones entre elecciones y gasto público. Por desgracia para ellos y alivio para los vigilantes europeos del déficit público solo queda un martes antes de las elecciones.
Aunque, que quieren que les diga, en un fin de semana de presión de las encuestas y mítines continuos puede ocurrir de todo.
Las medidas propuestas por Sánchez, a quien las ciudades se le dan una higa parece, van a lo suyo: aparecer como el prestador de subvenciones. Los martes de dádivas son esperados como se esperaba en la Calle del Panecillo el final de la misa. Que no haya mitin sin regalo es la consigna.
Lamentablemente, el asunto vasco le ha destrozado la agenda a Sánchez y el ruido no han sido las dádivas sino las candidaturas de condenados. Pero una vez dado por terminado el asunto, aspiran en la Moncloa a que vuelva el prócer a dar algún regalillo, antes del último Consejo de ministros que precede a las elecciones locales.
Hay que decir que la Junta Electoral tiene prohibido este tipo de anuncios y ha multado alguna que otra vez a la ministra portavoz. Pero a Sánchez no se le multa, hasta ahí podríamos llegar.
Los Consejos de ministros practican el truquillo conocido de las modificaciones presupuestarias. Los ministerios deben, para no vulnerar la ley, evitar el déficit e incluir en sus propósitos anuales las millonarias medidas por Sánchez anunciadas, organizar las llamadas transferencias de crédito: los dineros destinados a una cosa se trasladan a otra, sin más.
Los martes de dadivas, que se parecen a los viernes electorales de 2019 que ya practicó Sánchez, convertidos en auténticos domingos proletarios, han superado con creces los diez mil millones.
Tenemos una partida de 560 millones de euros para que los alumnos de primaria y secundaria estudien programación y robótica en la escuela, una línea de avales, sin calcular, para financiar hipotecas y subvención de billetes de interrail para vacaciones.
Pueden sumar 1300 millones para FP y 2000 para la sequía, a más de 43 mil viviendas por construir. Todas las medidas para vivienda superaran los cinco mil millones.
Añadamos la subvención del cine o las jubilaciones anticipadas prometidas y las bagatelas electorales superarán los diez mil millones.
No es que uno discuta alguna que otra medida aunque, como he dicho aquí, las medidas generales no ayudan necesariamente a los vulnerables sino a los más ricos. Del mismo modo que no es lo mismo financiar la gasolina de un Ferrari que de una furgoneta, tampoco es lo mismo financiar el cine a quien cobra una pensión de casi tres mil euros que una mínima.
Pero cabe recordar que para eso están los presupuestos del estado. Para que me entiendan, más de un punto de PIB será cambiado de los presupuestos, sin acuerdo ni crédito parlamentario.
Más allá de esto, hay otra cosa de relevancia: el presidente no quiere hablar de las ciudades. Salvo la afirmación de que tendremos todos los servicios en apenas treinta minutos alrededor de nuestra casa.
En una novela que relata los últimos días del comunismo húngaro, el Secretario General del partido se dirige a su Comité central para afirmar: "camaradas, hemos caído tan bajo, que nos hemos creído nuestra propia propaganda".
Algún concejal igual habla de su ciudad. Pero el caso es que, entre la campaña vasca y los martes de dádivas, el debate urbano ha quedado oculto durante la primera semana de campaña.
Cosa que, francamente, no sé si ayuda a la izquierda, que tiene más valor en las personas de sus alcaldes y líderes regionales que en las perspectivas de diciembre: por cierto, Tezanos, también llamado "El Certero", coincide en esta reflexión. Da mejor resultado para el PSOE en las locales que para las elecciones al Congreso.
La concepción de estas elecciones locales como una primera parte de las elecciones generales devalúan las elecciones municipales y los contenidos territoriales de las políticas que se aplican.
Sorprendentemente, los procesos de desigualdad tienen en el marco local y territorial instrumentos más eficaces para ser corregidos.