Salvemos el verano: la barbacoa
Se ha hecho público el desastre del PIB: una caída de la riqueza del 22% respecto a hace un año y de casi el 19% en el segundo trimestre. El doble de la previsión de principio de pandemia. El déficit también será el doble, complicando aún más el otoño.
La vulnerabilidad turística y la debilidad de la demanda interna son más altas de lo previsto. El Gobierno reconocía ayer que la relevancia en el empleo vinculado al turismo doblaba las cifras estimadas hasta ahora, superando los cinco millones de empleos.
Datos que darían para reflexionar sobre por qué en España los datos son un tercio peores que en el conjunto europeo y el peor país de la zona. Pero hoy es vienes. Y, como ustedes llevan con el cronista más viernes que con su mascarilla ,sabrán que don Juan Ignacio no quiere análisis sesudos en la Clicktertulia de los viernes. Cosa que los CEO de la radio, incluido el Chef Sando, desean premiar, nos consta, con adecuado estipendio. Por insistir que no quede.
Como ya les tengo escrito, para vivir en La Habana y guarachar, hacen falta tres cositas nada más. Mucha plata, muchos pollos y salud. Aquí de pollos vamos más o menos, pero de plata y salud ya va peor.
Para colmo de males, la playa parece el servicio público de empleo y ya no le dan cita hasta octubre. Su chiringuito favorito no ha abierto. Los sitios esos donde se bebe, se saltan balcones y todas esas glamurosas cosas de ingleses están cerrados. Las señoras que les vendían pareos, ahora, venden mascarillas.
El verano pinta mal. Pero aquí está el cronista para aliviar su dolor. Amigas y amigos: en tiempos de calamidad, hay que recurrir a los poetas. Ese gran trovador que fue Georgie Dann dejó escrito: "Y nos reunimos con un montón de gente, hacemos nuestro ambiente y una linda barbacoa". La barbacoa nos salvará el verano.
Es cosa sencilla. Hay mil maneras de hacer parrillas. En un afamado texto Pablo Iglesias afirmó: la barbacoa para el que se la trabaja. Y el capitalismo, atemorizado, facilita de todas clases: desde las glamurosas a las de nivel popular, popular.
La barbacoa es muy agradecida, todo alimento puede ser abrasado. Mariscos, pescados, chuletones de Ávila o proletarias alitas de pollo. Y, por supuesto, los cortes argentinos, que usted no conoce y los argentinos..., tampoco. Necesitará, eso sí, en el último caso un chimichurri: una salsita con ají, o sea un poco de pimiento picante, sobre aceite y hierbas, Para que me entiendan: como poner a Abascal en una videoconferencia de Casado y Arrimadas.
Hacer una barbacoa no es complicado, salvo que sea usted Quim Torra, en cuyo caso quemará todo. Le daré dos trucos infalibles.
Recuerde, en primer lugar, que cuanto más grasa tenga su carne, menos debe arder la brasa para que los aceites no aviven el fuego.Si esto ocurriera, espolvoree con grácil gesto sal sobre la llama, como si fuera laurel sobre emperador romano o Pedro Sánchez volviendo de Bruselas. El gesto será muy aplaudido.
En segundo lugar, puede usted llamar a su cuñado que seguro," che, ha hecho asado en la Pampa". Si fallaran ambas cosas, hay otros dos consejos infalibles: primero, llamen al chef Sando de ClickradioTV y, en segundo lugar, no hagan caso al Chef Sando.
Hablemos de sus invitados. Ustedes han hecho nuevas amistades en su vecindario. Practicaron yoga, hicieron pasteles e, incluso, cantaron al Duo Dinámico y eso une mucho, lo sé. Pero sepa usted que necesita dos metros por persona. O sea, diez personas veinte metros. ¡Ah, le parecen pocas!. Vamos a ver, treinta noches a diez personas, suman trescientas. Salvo que ustedes sean relaciones públicas de Pachá no tienen trescientos conocidos para hacer barbacoas, no me exageren.
Imaginen qué magnífico verano, hasta Fernando Simón el Sabio lo aprobaría. Como ven, el que no se consuela es porque no quiere. Reunión privada, sin máscara, con viandas y vino.
Eso sí, como también dejó escrito el citado y nunca suficientemente ponderado bardo, no se alarguen en la parrilla: "siguiendo con el juego, cuando quieren darse cuenta, las parejas se calientan y no pueden esperar. La barbacoa..."
O sea, la parrilla no arreglará lo del PIB, pero le arreglará el verano.