Que Cintora me vacune y me quite la nieve

18.01.2021

Soluciones; necesitamos soluciones y aquí, faltaría más, está el bloguero, cronista, analista y evaluador de la cosa pública para proponérselas.

Naturalmente, las soluciones han de ser de izquierda de verdad verdadera, no sea cosa que los ricos o perversos empresarios malvados, Pablo lo ha advertido, nos impongan soluciones intolerables.

Así que conviene que se me aclaren; veamos: que Cintora, pasando de los trabajadores y trabajadoras de TVE, haga un programa, por un fascal y con productora propia, es de izquierda de verdad verdadera, de la muerte.

Deben saber ustedes, al mismo tiempo, que dicen los enfermeros y enfermeras de la salud pública, sindicatos y todos los voceros de la izquierda de verdad verdadera, que la enfermería privada y farmacéuticos, practicantes de toda la vida y veterinarios, médicos privados o sanitarios militares no pueden, faltaría más, poner una inyección, a pesar de las bajas tasas de vacunación.

Aparentemente, ustedes creerán que ambas tesis son contradictorias, pero es que no le han prestado atención a los coherentes principios de la izquierda moderna, otro día se los cuento.

La señalada tesis nos ofrece, empero, una solución clara para las poblaciones que necesitan ser vacunadas: que Cintora, y su productora, nos vacune.

Es más, habiendo oído que Ábalos afirmó, ante Casado, que menos palas que hay cosas propias  del sector público, por qué no pedirle a la productora de Cintora, gestor de la izquierda de verdad verdadera, que nos retire la nieve de las calles ,antes de que esto sea un río que nos lleve a vaya usted a saber dónde.

Quizá consideren que el cronista y bloguero se ha puesto en modo ironía. De ningún modo, señor y señora mía: lo que es, es. Meses llevábamos los de izquierda de siempre, aunque al decir de Pablo no somos de verdad verdadera sino solo payasos tristes, pidiendo una luz que nos dijera por qué somos de izquierda.

Al fin, Rosa María Mateo, una auténtica Pasionaria de la comunicación, nos lo ha explicado: la maldita función pública, temporal y envejecida, travestida en empleo de televisión pública, no vale.

Son los emprendedores privados, de los nuestros naturalmente, los que de verdad nos ayudan a lograr los loables objetivos de la izquierda.

CIntora es la luz que nos guía: fíjense, solo por un fascal, ha conseguido ser el quinto programa más visto en la mañana. Merece, naturalmente, ampliar su franja horaria. Más aún, merece sustituir a la meteoróloga que, hasta hace unos días, merecía guiar las mañanas del progresismo global.

No; no es ironía: es puro cabreo. Así que les diré que uno tiende a ciscarse en las dobles morales, los dobles discursos; en una palabra, en el cinismo político que es, al final, lo que sostiene y ampara los populismos de todo tipo.

Llevamos años empeñados en descapitalizar la televisión pública española, uno de los patrimonios culturales de los que dispone nuestro país, uno de los baluartes de influencia internacional y, desde luego, una bandera de defensa de lo público. Lo conseguiremos, no les quepa duda, lo conseguiremos.

Tras jubilaciones obligadas, prácticas de desplazamiento a los pasillos, castigos claros o subrepticios, pérdida de audiencia, las actuales recomendaciones de La Moncloa, los nombramientos irracionales en los informativos y el no menos irracional alargamiento de la dirección de RTVE conspiran contra el Ente.

Pero CIntora, faltaría más, es de los nuestros, vocero de la izquierda de verdad verdadera. Si usted no lo cree es que es tan facha como Ayuso y el cronista, claro.

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