Puigdemont y el Rubius son exiliados republicanos, Iglesias su profeta y usted debería cabrearse
Pablo Iglesias, cansado de amenazar ministros y montarles broncas, ha decidido romper su silencio para comparar a Puigdemont con el exilio republicano.
Una canallada brutal que no ha dejado indiferente a nadie. Mientras yo pensaba en contárselo de forma sesuda, Luis Mari González, periodista y conocedor de la historia, lo ha contado mejor de lo que yo podría hacerlo. Así que me limitaré a expresar mi notable cabreo.
Tanto tiempo camarada Iglesias reclamando memoria democrática, desterrando franquismo, solicitando que se abran las cunetas, para que tú "gilipollas, de los gilipollas de toda la vida", vengas a convocar como exiliado y republicano a cualquier pijo que se te ponga delante.
No; Iglesias; eso no es izquierda, es, simplemente, populismo puro y duro, cinismo histórico y desprecio a cualquiera que haya sufrido. Ningún vicepresidente de este país - de derecha, populista independentista o socialdemócrata- ha llegado a tan infame aserto.
Pero Iglesias ha pasado de la "tontadica" a la infamia por cosa de salir en la prensa, hacerle un favor a sus nuevos mejores amigos, toacarle las narices a los socialistas, arañar unos pocos votos para él y quitárselos a los suyos en Catalunya. Qué cosas hay que hacer para que la justicia belga, ya animadita a tocarnos las narices, no lo mande a la prisión, como sus colegas, al menos, menos cobardes.
Lo escribió Neruda, comunista de los de antes, poca cosa para un vicepresidente nacido para "enmoñadas" revoluciones en pista cubierta para no despeinarse, cuando organizó el viaje al exilio chileno de un par de miles de españoles y españolas:
Pero mis españoles no venían de Versalles
Del baile plateado,
De las viejas alfombras de amaranto,
De las copas que trinan
Con el vino
No, de allí no venían,
No de allí no venían.
De más lejos,
De campos de prisiones, de las arenas negras,
Del Sahara,
De ásperos escondrijos
Donde yacieron
Hambrientos y desnudos...
Justo de ahí, de escondrijos y hambriento, debe venir el exiliado Puigdemont, faltaría más, capitán araña del independentismo, financiado por burgueses y dineros públicos, borracho con huchas de ciudadanos que libremente defienden sus ideas.
Los exiliados que no cupieron en el Winnipeg, fletado por el poeta siendo Cónsul en España, anduvieron por las fronteras, pasaron hambre y frío, pasaron por campos de concentración.
Tras la caída de Barcelona, a pie por La Jonquera, el gobierno francés condujo a miles y miles de exiliados de la guerra civil a las playas de Argelès sur Mer. Fueron colocados en la misma playa y la zona se cercó con alambre de espino, justo lo que al parecer rodea, faltaría más, a Puigdmeont en Bruselas.
Ah, infame vicepresidente, es eso el exilio: lo que usted denunció en Lesbos, en Moira, llenando de pancartas el país. Justo eso se lo hicieron a españoles y españolas, muchos de los cuales acabaron en Mauthaussen.
Al fin y al cabo, usted sabe, eran payasos tristes, simples comunistas, democristianos, liberales, socialistas, que defendían la legalidad no como Puigdemont gudari pijo de mesa camilla, despreciando nuestra ley y nuestra tolerancia.
Justo de ahí, de las arenas negras citadas por Neruda, debe venir el Rubius, exiliado a Andorra para no sufrir inaguantables cuotas fiscales.
El Rubius y Puigdemont, qué grandes republicanos que alegraran las mesas del mecenas en Galapagar, cuando el vicepresidente los indulte, que lo veo venir y les perdone sus deudas.
Déjenme decir que no soy partidario de que nadie que no lo desee viva fuera de su patria, cosa que vale para un Emérito o un fugado. Pero a ninguno de los dos, ni a los exiliados fiscales, modernísimos de la muerte, los compararé con leales patriotas que solo sufrieron una cosa: defender la legalidad, justo lo contrario que el fantasma de Waterloo. Ni a ninguno de ellos les eximiremos de cumplir la ley
Pero
estos son tiempos de populismo. Trump indulta a sus colaboradores corruptos
condenados, el vicepresidente a Puigdemont. Puigdemont y El Rubius son
exiliados republicanos, Iglesias es su profeta y usted debería cabrearse, como
el que suscribe.