Para qué queremos extraterrestres, teniendo lo que tenemos
El "temazo", con permiso de la vicepresidenta del Gobierno, desde la última vez que les escribí, son los y las extraterrestres, dando por hecho que en el universo hay genero, naturalmente no binario.
No me refiero a potenciales indultados, créanme, hablo de vida en el espacio exterior. No solo de política vive el ser humano.
La administración Biden ha hecho público un informe en el que reconoce que no tiene evidencia alguna, pero que no sabe qué son algunas imágenes de ovnis.
Suficiente para desatar el análisis y las pasiones especulativas. Incluso el periódico que orienta al progresismo global ha dedicado opinión sesuda sobre el tema, para que ustedes consideren el asunto de forma científica, a ver si se van a poner en plan Casado o Vox, buscando como no deben vida en otros sitios, tipo Ceuta, y no dónde está, más allá de la atmósfera.
La pasión por los ovnis es histórica, solo superada por los fantasmas, primeros sin duda en la clasificación de fenómenos inexplicables. Pues bien, la vida extraterrestre inteligente ha vuelto.
En realidad, no es raro que estas cosas ocurran en estos días. Es sabido que, tras las pestes, llegan los renacimientos. Pero, antes pasan días y tiempos de oscuridad.
Corresponde bien a estos días: los avistamientos de vida extraterrestre inteligente han vuelto. En realidad, no es raro que el retroceso histórico venga a traernos viejas creencias, por supuesto nunca rebatidas , faltaría más, científicamente
Es bueno que, mientras llega el informe Biden sobre lo que pasó en Wuhan, tengamos noventa días para hablar de ovnis, cosa que nos viene bien para empezar el veranito, Así, sin hablar de virus, de indultos y otras tontunas, que responden a intereses particulares de un cronista vacunado con AstraZéneca, como diría Simón.
No; no solo es extraño, sino que es normal. A ver, entre ustedes y yo: toman el periódico del día, empiezan leyendo por el portavoz sanitario y acaban por la prescriptora de estilo de vestimenta de Podemos y alcanzan una conclusión inmediata.
Las cosas como son: que el pensamiento de los seres humanos sea la forma más inteligente del universo es muy deprimente, especialmente si se consideran los dos últimos años.
Ahora que hasta los híspters han desaparecido, que agnósticos, hippies y pensamiento único han regresado. Ahora, que lo peligroso no es el "terraplanismo" sino el "mentaplanismo", tenemos que ocuparnos de cosas así.
De hecho, estamos dirigidos por "seres superiores". Llevamos tres años en una nueva época, el encuentro planetario es inevitable. Cómo preocuparse de un sitio como Marruecos, si Laya, que la lía donde vaya, está para acompañar al Universo a Sanchez, al menos hasta que la cambie.
En tempos de oscuridad y peste siempre hemos tenido Savoranolas predicando. Así que nada como el Hamlet: "Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que sueña tu filosofía". A ver si se me enteran.
Vale, ustedes piensen, si lo desean que "la verdad está ahí fuera". Pero así, entre nosotros y nosotras, pierdan cualquier esperanza: ninguna forma de vida extraterrestre pueda resolver la hoguera de plagas que es nuestro planeta en este momento.
Sí; si razón tienen, una invasión alienígena, en este momento, no tiene porque ser peor que un cambio de gobierno o los dos añitos que llevamos y lo que, al parecer, nos espera en sobresaltos y relatos, que el tal Iván no para.
Llevamos dos años en el futuro me sospecho, y hasta dentro de treinta no acaba, sostiene el Gobierno, que entonces seremos felices.
El futuro no solo parece vintage, como les he dicho aquí, sino dominado por sentimientos y pensamientos tan airados como distópicos que venimos padeciendo.
No, lo malo no es el niño o niña en su cama temiendo ser abducido por extraterrestres. Tampoco, esperar al hombre del coco o irse a buscar el monstruo del Lago Ness o levantar piedras, esperando la maldición de Tutankamon. No; ni siquiera encontrarse un fantasma paseando por su pasillo.
Lo malo, en este mundo de noticias falsas y teorías de la conspiración, es que la realidad supera a los sueños infantiles o los análisis de improbables futuros. Así, entre ustedes y yo: para qué queremos extraterrestres, teniendo lo que tenemos.
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