Mujeres, limpiadoras, esta vez tampoco os tocará el cielo ni el derecho

03.02.2021

Limpiadora o limpiador de hospital o residencia, fundamentalmente mujeres dicen las estadísticas, que te has contagiado de Covid, pero eres de una subcontrata: no será lo tuyo enfermedad profesional.

Discriminación no es, para nada; haber estudiado para funcionario o conseguido empleo en empresa grande, de las que acuden a concursos.

Si lleva usted décadas peleando por la igualdad de la mujer en esos recónditos y minúsculos espacios en los que necesitaba intimidad y espacio propio, ya no toca; cualquier hombre, sin cambio físico ni decisión médica, podrá reunirse con usted, por que ya no hay discriminación por género.

Porque el género es cosa antigua. ¿Qué le sabe mal? Haberse autodeterminado a tiempo y elegido ser hombre.

Tomen nota, por si no lo habían notado, que si no hay género no hay delitos ni faltas de género. El sueño del patriarcado, vestido de modernísimo de la muerte, a veces, literalmente.

Si el género es una construcción, resultará que no habrá feminicidio agravante, tan solo un homicidio más. Un avance.

En dos días, trabajadores y trabajadoras de subcontratas y mujeres discriminadas habrán pasado a un antiguo agujero de la historia, simplemente porque las reescrituras de las cosas les han condenado, de nuevo, al silencio que castiga.

Vivimos, pues, una época de "postigualdad": todas las viejas batallas y las más viejas banderas han sucumbido ante el cambio de época de Pedro Sánchez y el irresistible empuje teórico del populismo.

Catedráticos del nuevo derecho y escritoras sobre el feminismo pasado de moda, basado en la antigualla del género, que no existe, han condenado las viejas batallas de la igualdad en la que usted ha crecido.

En un mundo de derechos de función pública y transexuales, nada tienen que hacer viejos obreros y obreras, feministas de toda la vida, luchando por la no discriminación.

Los movimientos sociales de siempre han envejecido súbitamente. Los sindicatos han guardado silencio, otro, sobre la discriminación de limpiadores y limpiadoras de las subcontratas que suman a las abundantes que ya suman.

El movimiento feminista, el de la igualdad, el que anidaba, por cierto, en las entretelas del viejo socialismo y la vieja izquierda, ha sido derrotado.

Quizá el trámite parlamentario concluya con las discriminaciones o los proyectos duerman el sueño parlamentario. Recordaran aquella Ley de libertad sexual que nos convocó, a pesar de lo que estaba cayendo, el pasado 8 de Marzo y que anda por ahí sin convertirse en Ley.

Es posible que todo lo demás acabe igual. Pero la declaración de voluntades ha sido hecha: mujeres, limpiadoras, esta vez tampoco os tocará el cielo ni el derecho.

Usted sobrevive, señor y señora mía en su burbuja, mientras llegan las vacunas. El nuevo populismo transformador, con Sánchez a la cabeza, también siguen en su burbuja, casi en modo de test chino, a lo suyo, que lo de su burbuja es cosa de la cogobernanza,

Qué quieren que les diga, el cronista creía que a las mujeres, incluidas las limpiadoras, les tocaba la mitad del cielo. Hay que ver qué antiguo soy.

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