La moderación resucita al Régimen del 79

28.05.2019

Él a París; el personal se queda en la semana de los enredadores. Primero y rápido, Sánchez se va con Macrón; ni un minuto se concede a la tentación de los exultantes verdes, no sea que se confundan. Ahora que la socialdemocracia realmente existente ha vuelto, nada mejor que hacérselo saber rápido al personal.

Que los conservadores y el resto sepan por dónde van los tiros, una vez que Sánchez se ha investido como líder de la socialdemocracia universal, ante el hundimiento de sus colegas. La alternativa a la mayoría conservadora europea será socioliberal. Y de paso, le metemos más presión a Rivera. ¿Por Iglesias, pregunta Usted? Ese es territorio Ábalos y pertenece a la semana del enredo.

En un mes, la ciudadanía, siempre sabia, nos ha dado cuatro años de muchos moderados y pocos radicales. Con Vox en el 6% y Podemos en el 10%, entre los dos suman lo mismo que IU en sus mejores tiempos, habrá ruido y enredos de palacio, pero no muchos sustos.

Las fuerzas del constitucionalismo respiran tras años de susto. Salvo la ensimismada ínsula catalana, todo se sujetará a las reglas convenidas, pudiendo incluso, como dice Iceta, impedir que en Barcelona pastoree el independentismo.

A Sánchez se le ha puesto cara de única izquierda. No le falta razón, tras la huida del espacio de Podemos de una notable mayoría, por no decir de casi todo el mundo. Cuando se pasa de asaltar los cielos a pretender influir en La Rioja, sin ánimo de faltar a la gente riojana, es que la devaluación de la función histórica es bastante notable.

Iglesias, el bocazas de Monedero, Garzón y, sí, también Errejón han quedado inhabilitados para cualquier proceso de reconstrucción si es que este se produce. Cuando Puente Vallecas o Nous Barris pasan del asunto; o el Eixample y el Centro también, es que el personal del cambio no se siente representado.

Hay que decir, también, que allí dónde se ha impedido la contaminación del populismo ególatra y el elitismo progre de Iglesias y Errejón, y sus respectivas pandillas, o se han dedicado a escuchar a la sociedad en lugar de inventarse la que no existe (Cadiz o Valencia), el cambio ha resistido.

Solo el histórico desconocimiento por parte del PSOE de lo que es Madrid y su Comunidad ha impedido a los socialistas poner a Bono, es un decir, en el gobierno o en las fotos.

El conjunto del mapa político se ha moderado y el contrapeso de la izquierda que representaba Izquierda Unida, barrida por oportunismos de toda laya, no se expresa salvo para solicitar algún ministerio de los que no molesten a los socialistas, incluso ya Garzón, preparándose para volar a otro sitio, ya dice que de lo del ministerio se puede pasar, al fin y al cabo no era para él. 

No; las elecciones no han cancelado los problemas, al contrario, pero sí las fórmula de enfrentarlos. Mientras los pensionistas vascos recorren Bilbao, el gobierno pide a la OCDE que evalúe la mochila austriaca, una especie de privatización de las pensiones.

Lo de la reforma laboral va a ritmo de poca derogación. Los sindicatos, tocados por la debilidad de las izquierdas políticas alternativas antes hermanas, añorarán los viernes proletarios de Sánchez, los más jóvenes pedirán cambio climático mientras se retrasan los plazos de la transición energética...y cosas parecidas.

La ciudadanía habló dos veces. Y las dos votó calma, moderación y reglas. Quizá la España social que tanto se grita en los fuegos de campamento que se organizan los señores y señoras diputados en las inauguraciones de las sesiones del Congreso, requerían fórmulas, discursos y propuestas que los muy ególatras cascarrabias del cambio se negaron a escuchar.

A cambio, el régimen del 79 vuelve. Y no todo, créanme, son sombras.

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