La izquierda y la gran desconexión: lo que había tras los visillos

06.05.2021

Estimados Pedro y Pablo: lo sé; más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla. Os lo he dicho desde el principio hasta el final: estabais metiendo la pata.

Pero no me preocupa porque inmediatamente se ha puesto en marcha la autocrítica. Según Ábalos y Carmen Conde, los dos más ilustres ministros, han afirmado que casi dos millones de fascistas han ocupado Madrid. El maestro de opiniones imbéciles, Carlos Monedero, sostiene que los votantes que ganan novecientos euros son tirando a tontos.

Pablo Iglesias afirma que es que cae mal. Sánchez también ha hecho autocrítica: nada más levantarse y analizar los datos ha llamado a Sevilla: hay que cesar a Susana Díaz.

Desde luego, nada que objetar a los brujos visitadores que, desde Redondo a Tezanos pasando por los abajo firmantes habituales, os han conducido al fracaso. 

Os lo dije: nos habíais llevado a todos y todas a una reflexión tabernaria y, en ese cuadro, teníais poco o nada que hacer. El ruido y la furia no da alternativa, sino que ayuda a las minorías, quiero decir a la minoría fascista.

¡Bravo, camaradas, lo hicisteis! Vamos a ver, ilustres muñidores de relatos: el día que en Madrid se produce la mayor y más cívica movilización en la historia de la democracia madrileña, obtenéis los peores resultados.

No es por molestar vuestras sesudas reflexiones, pero si perdéis en todas las clases sociales; si perdéis entre los más jóvenes. Si resulta que los hombres han abandonado en tropel a la izquierda y tampoco habéis ganado entre las mujeres. A lo mejor es que tenemos dos problemas: uno de práctica política y otro de proyecto político.

Puede ser que vuestros asesores no sepan lo que es la socialdemocracia, el caso de Iván Redondo, o solo os escriban encuestas al dictado. Pero no podéis creeros vuestra propia propaganda. No era Madrid, no era la taberna, no era el ruido: era España y vosotros y vosotras, grandes que sois, le regalasteis a Ayuso un liderazgo.

No; no es la malvada derecha. Son vuestros errores. Poner un candidato que estuvo ausente. Fijaros en el número de aplausos en los balcones sin enteraros de que pasaba detrás de los visillos.

Esa ha sido la gran desconexión: habéis pasado de las necesidades y el discurso social para encerraros en el discurso que salía en la casa de máquinas de la Moncloa. Ni siquiera prestasteis atención al centro, cosa de la izquierda de la alternativa de siempre, para dejaron contaminar por la bronca del podemismo en patético y presuntuoso declive.

Hay solo una cosa peor que ignorar la realidad social: ignorar la agenda del día. Y habéis errado en la agenda de hoz y coz. Ahora se nos propone que, entre la izquierda caviar y la izquierda caníbal, nos pongamos en manos de una especie de izquierda vegana, cada vez más verde y menos izquierda.

Podéis llenaros de gestoras; reflexionar, como es habitual, los unos contra los otros, las unas contra las otras :podéis avisar un día sí y otro también sobre la maldad del fascismo. Podéis dedicar a cambiar direcciones para poner, como corresponde, a alguien peor de lo que había.

Fracasareis. Le habéis regalado al PP la unidad del centro derecha, por un simple error de soberbio cálculo, le habéis permitido frenar a VOX, no tenéis centrismo en que apoyaros, lanzáis confusos mensajes sobre la actividad económica (prórroga de los ERTE), sobre impuestos que apenas recaudan, dando vuelta alrededor del IVA. Pidiendo aplazamientos a la Unión Europea, para dejar la reconstrucción para dentro de un par de años.

El escudo social, por otro lado gestionado con notables dificultades no ha llegado a una buena parte de los madrileños y madrileñas (o cielos, querían trabajar y, a veces, trabajan en B). Habéis jugado a que votaran fascismo y a movilizar histéricamente a bucaneros. Un éxito, camaradas, un éxito.

Así entre nosotros y nosotras, si hubiera sido una derrotita con pinta de empate técnico, igual podíamos seguir como estábamos. Pero ha sido una barrida. Quizá debías pensar en esos acuerditos con Bildu y Esquerra, las idas y venidas con los indultos, esas tontadicas con la justicia.

Lo que los resultados muestran es que esto iba de España, no de bronca. La gran desconexión de la izquierda es que mientras mirabais lo que pasaba en los balcones, ignorabais lo que había tras los visillos.

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