La gloriosa condición del cronista jubilado

14.10.2022

Esta ha sido semana de enjundia, pero como ustedes llevan con el cronista más viernes que con el presidente del Consejo del Poder Judicial sabrán que el jefe de la Clicktertulia, Don Juan Ignacio Ocaña, nos tiene dicho que los viernes no son para cosas sesudas. Los CEO de la radio pagarán, de esta semana no pasa dicen, prima por el asunto (no va a colar). Pero me viene bien, porque tengo para ustedes una trascendental comunicación.

Forma parte del código de los cronistas que sus lectores u oyentes conozcan sus circunstancias. Es normal pues, siendo los hechos incontrovertibles y de base científica, las opiniones son libres y, en consecuencia, tienen el sesgo personal del opinante. Para que me entiendan: uno escribe, lo que vive.

En consecuencia, debo hoy poner en su conocimiento un glorioso cambio en mi condición. Fue el 12 de octubre, día de El Pilar, muy ponderado por los zaragozanos como el cronista, día de la Guardia Civil, Fiesta Nacional y día mundial, al parecer, de los impuntuales.

Eran las 2.08, de noche, con buen tiempo y ligero viento de Levante, cuando la Seguridad Social envió al cronista un SMS. Quiero decir una máquina. A esas horas no hay funcionario de la Seguridad Social que trabaje. De hecho, se desconoce si trabajan a alguna hora.

EL SMS confería al cronista la más noble condición que pueda alcanzar un ser humano: señores y señoras, el cronista es oficialmente un jubilado. A partir de ahora, seré peloteado por todos los monarcas, presidentes, ministros, ministras y políticos de todo signo.

A partir de ahora, bastará enseñar mi carné para extorsionar a los jóvenes treintañeros parte de su salario. Y, sobre todo, podré manifestarme, qué ilusión con las ganas que yo tenía, con los pensionistas vascos, que cobran el doble que el cronista, para que nuestras pensiones sean permanentemente actualizadas porque, al parecer, no hay mejor país que aquel en que un o una pensionista cobra más que un obrero u obrera.

Permítanme, en este momento, que, dicho sea en modo ironía, de las gracias a la máquina que hoy me da pensión, cuando hace casi dos meses me la negó. Al pu..., quiero decir, probo funcionario que tras cincuenta y tres días no ha tenido tiempo de contestar mi recurso, obviamente certero tras la decisión oficial ultima. Cómo no, a la Seguridad Social que tras 120 solicitudes no ha sido capaz de encontrarme una cita previa.

En serio, y con sinceridad, debo dar las gracias a los empresarios que honestamente pagaron las cuotas y a los jueces que me resarcieron de los empresarios venales que no las pagaron. Y, desde luego, al amigo que tiiene un amigo, cuyo conocido conoce a un funcionario de la seguridad social que me susurró por teléfono: pasa de la primera negativa y del recurso y vuelve a pedir la pensión, un mago de la administración.

En este punto, tengo que dar las gracias a mi padre que, de joven, me dijo, estudia eso del Fortran y el Cobol, que esas máquinas tienen futuro, al profesor que me dijo mira eso de esas máquinas grandes que van con discos blandos. A aquel muchacho avispado que me enseñó las ventanas del señor Gates y, más aún, al que años después me dijo, en modo Gump, Forrest Gump, ya estás preparado para un Apple. Gracias a ellos he podido hacer el trámite electrónico.

Deseo acordarme de las santas y honestas madres de tanto bancario o banquero que condena a gente que no pudo prepararse como un servidor a la banca on line. A esos diseñadores de la web de la Seguridad Social que piden certificados electrónicos, Clave, códigos de SMS y todas esas puñetas. Eso es exclusión y lo demás tonterías.

Aconsejan los expertos preparase para la jubilación. No hay que preocuparse por el cronista: tengo cuatro coach, sorprendentemente todos se llaman nietos, dispuestos a administrar mi tiempo. Si algo sobrara podré sembrar mi azafrán, usar esa máquina de fotos guardada en no se qué esquina o, incluso, seguir escribiendo, eso sí, sin cobrar que, al parecer, a Hacienda le molesta que los jubilados curren.

Desde esta nueva y gloriosa condición, estimadas y estimados, quedan informados.

Pasen un buen día, pero amigos y amigas ya no puedo recomendarles vinitos ni "terraceos", que la cosa esta muy mala y el ministro de la cosa no tiene muy claro cómo pagarme la pensión. Acaso uno baratito, miren por este pobre jubilado...Ay, qué pronto se aprende a quejarse cuando uno es pensionista. Tengan un buen día.

(Clicktertulia,14 de octubre 2022)

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