La campaña de MadriZ(8): La soledad de Edmundo

26.04.2021

Edmundo Bal se ha pedido debatir con Monasterio. Vamos a ver, Edmundo, cómprese un libro o un disco, llame a su nuevo mejor amigo, el Sr. Zafra, tome unos vinos por "los Austrias". Seguro que por ahí encuentra usted más votantes que en un debate con esta señora.

No; el "antifa" no es usted y no está el centro para bromas. Que luego le dirán que blanquea usted más que nadie. A Bal se lo han contado: tiene cada día menos posibilidades de ser diputado. Pero ocurrencias así no resuelven el problema.

Que no se agobie el candidato por hacer de enterrador. Fue Rivera quien destrozó el centro, cuando no quiso hacer de centro.

Fue Arrimadas cuando quiso hacerse una "automoción" de censura para hacer olvidar el fiasco catalán y guiñarle el ojo a Sánchez.

Fue Aguado, traidorcete y creyendo que enamoraba a la cámara quien ha dejado a Bal con función de cerrar la puerta.

Ya habrá notado el candidato que no es lo mismo hacerle la vida imposible a Mouriño que hacérsela a la "tonta". Porque aquí la "lista" es, naturalmente, Arrimadas que no se apunta a perder en ninguna, sea Cataluña o Madrid. Sin embargo, las cosas, en política, funcionan al revés: si les enseñaran a perder, ganarían más a menudo.

Y si se sabe perder, se sabe que ponerse de parte de la polarizacíon es ponerse a perder más, y si se es de centro ni les cuento.

La soledad de Edmundo Bal es notoria, acompañado de su nuevo mejor amigo, el Señor Zafra, siempre más listo que Aguado, predica el centro, justo cuando el ruido y la polarización se ha adueñado de Madrid.

No se puede, si se es de centro, competir con el relato de Iglesias. Él, cual "pasionario," puede afirmar que la alternativa es fascismo o democracia. Nadie le pide que sea riguroso. Para un centrista el debate es sobre Madrid, y de conocimiento de Madrid, andar usted, lo que se dice andar, anda escaso.

En Madrid, el centro, en realidad siempre fue el PSOE. Solo cuando dejó de serlo pilló Aguado, y fue porque los socialistas madrileñós se "podemizaron" a la velocidad del rayo, temblando, no fuera cierto lo del "sorpasso". Desde entonces la contaminación radicalota no ha cesado.

Nunca fue España territorio para el centrismo, porque el centro lo ponía Felipe González - dígase Bono, Leguina o la cuadrilla andaluza. Y cuando los socialistas dimitieron de ese espacio, ya se puso el PP.

Ha desaparecido el centrismo porque la clase media está irritada: a sus hijos e hijas se les acabó las posibilidades de progresar. Y los hijos e hijas enfadados de la clase media, cuando se enfadan, son muy suyos, y si no que se lo pregunten a la historia europea.

La izquierda y el centro europeo y español pueden darle las gracias de su debilidad a la crisis financiera, que no vieron venir ni impidieron, que nos llenó de populismos varios.

Edmundo está solo porque no son tiempos de centro. Sin socialdemocracia, no hay pacto. Edmundo está solo porque en tiempos de polarización el centrismo solo está para poner zanjas.

También, muy respetable Edmundo, debo contar un secreto: no se puede despreciar, por muy ilustrado que se sea, a ningún o ninguna adversaria, más aún cuando tiene un arma nuclear de notables megatones: la convocatoria electoral. Cuando os cargasteis a Aguado, el electorado de Ciudadanos ya se había ido.

Sin duda, nada tan elegante como prestar un último servicio al partido. Qué le voy a decir yo, que también fui militante de un partido al que la historia le retiró toda utilidad. 

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