Isidros contagiados
15.05.2021
Contagiados, pero más chulitos que un Ocho. Y no nos acercamos a la pradera porque los de AstraZeneca somos así: siempre pendientes de si un padre o madre de la patria Darias decide ponernos una dosis más, cambiarla, sin aviso ni nada, o ponernos otra marquita más chulita que la que le gusta a Ayuso.
Más Isidros que nunca, con contagio o sin él. Sí, de cuando la izquierda financió la "movida" con subvención municipal para convertir la Ciudad Baldía en tierra de libertad. Ciudad a la que fuimos convocados por modernos y modernas, sabios y sabias, por izquierdas de cambio y monedillas de plata.
Ahora resulta que los financiadores de la movida, los que vivían alegres diputaciones preautonómicas, diseñaron planes urbanísticos para gloriosas clases medias, incluso guerristas tertulianos en decadente hoteles de nombre nòrdico, ahora, han decidido borrar del mapa la ciudad de la alegría.
Al parecer, somos ahora malvados y malvadas libertarias, vendidos al hedor del facherío, que a todos y todas parece habernos conquistado.
Todos fachas, insultables, recorridos por madrileñofobias nacidas en las ascuas ardientes del gobierno. Ahora todos somos insultables, tras haber abandonado casi todo el mundo las fuerzas que un día llamábamos de progreso. No fueron ellos y ellas, los líderes de izquierdas, los que abandonaron la idea: fuimos nosotros y nosotras, los traidorcetes, faltaría màs.
¿Qué fue de la ciudad bohemia, la palabra libre? ¿En qué momento los poetas laureados convirtieron en infierno la calle de la libertad? ¿En qué momento se perdieron los versos que se derramaban en las tabernas de antaño?. En qué momento.
Ya véis el liderazgo encendido. Jefes de partido ocupándose del deporte. Entrenadores de basket haciendo de urbanistas. Sindicalistas y asociaciacionistas sospechando de malvados vecinos, vecinas y curritos.
Qué nos lleva el tránsito de la palabra a la madrileñofobia, qué nos lleva de una derrota a la siguiente, que no hemos querido aprender otra casa que raciones de odio.
Dice uno de los responsables de la victoria de los isidros que él no es un adivino, Dice la futura reconstructorra de la izquierda realmenre existente que resonderá a patadas, desde la delegación del gobierno.
Frases que me llevan a recordar el mayor elogio que Lope de Vega hizo nunca de San isidro y de la ignorancia: al parecer Isidro solo leyó un libro en su vida. Es lo que hay: suena a izquierda caníbal.
Más Isidros que nunca, con contagio o sin él. Sí, de cuando la izquierda financió la "movida" con subvención municipal para convertir la Ciudad Baldía en tierra de libertad. Ciudad a la que fuimos convocados por modernos y modernas, sabios y sabias, por izquierdas de cambio y monedillas de plata.
Ahora resulta que los financiadores de la movida, los que vivían alegres diputaciones preautonómicas, diseñaron planes urbanísticos para gloriosas clases medias, incluso guerristas tertulianos en decadente hoteles de nombre nòrdico, ahora, han decidido borrar del mapa la ciudad de la alegría.
Al parecer, somos ahora malvados y malvadas libertarias, vendidos al hedor del facherío, que a todos y todas parece habernos conquistado.
Todos fachas, insultables, recorridos por madrileñofobias nacidas en las ascuas ardientes del gobierno. Ahora todos somos insultables, tras haber abandonado casi todo el mundo las fuerzas que un día llamábamos de progreso. No fueron ellos y ellas, los líderes de izquierdas, los que abandonaron la idea: fuimos nosotros y nosotras, los traidorcetes, faltaría màs.
¿Qué fue de la ciudad bohemia, la palabra libre? ¿En qué momento los poetas laureados convirtieron en infierno la calle de la libertad? ¿En qué momento se perdieron los versos que se derramaban en las tabernas de antaño?. En qué momento.
Ya véis el liderazgo encendido. Jefes de partido ocupándose del deporte. Entrenadores de basket haciendo de urbanistas. Sindicalistas y asociaciacionistas sospechando de malvados vecinos, vecinas y curritos.
Qué nos lleva el tránsito de la palabra a la madrileñofobia, qué nos lleva de una derrota a la siguiente, que no hemos querido aprender otra casa que raciones de odio.
Dice uno de los responsables de la victoria de los isidros que él no es un adivino, Dice la futura reconstructorra de la izquierda realmenre existente que resonderá a patadas, desde la delegación del gobierno.
Frases que me llevan a recordar el mayor elogio que Lope de Vega hizo nunca de San isidro y de la ignorancia: al parecer Isidro solo leyó un libro en su vida. Es lo que hay: suena a izquierda caníbal.