Instrucciones para abrir una botella

07.02.2025

Hace dos semanas, el cronopio Don Juan Ignacio Ocaña se vio compelido, no sé por qué razón, a recordarle al cronista la opinión del cronopio mayor de España, Don Mariano Rajoy, acerca de las botellitas de agua, cuya forma de novedosa apertura no parece agradarles.

Iba yo el viernes pasado, día de cosas no sesudas, a comentar el asunto, pero comprenderán que no hay tontería de cronopio que resista una foto de Melania, la más bella de las damas primeras, excluyendo naturalmente a Ella, la dama del enamorado.

Antes de que se confundan diré que un cronopio no es persona mala ni peligrosa. Un cronopio es una criatura idealista, sensible e ingenua y, como tal. ajena al cambio y las sorpresas. Son algo "vintage", para qué engañarse.

Julio Cortazar, autor de la explicación anterior, se enfrentó a un cronopio similar a los citados que, sorprendido, observó que, con frecuencia, el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables.

Ante el desconcierto del cronopio, Julio Cortazar se vio obligado a escribir unas instrucciones para subir una escalera. Bien, siguiendo su consejo les explicaré como se abre una botella de agua o cualquier otro líquido, basado en el nuevo modelo de tapón.

En primer lugar, las botellas se colocan perpendiculares a la superficie en la que se apoyan, que solemos llamar mesas, pues hacia atrás o inclinadas no producirán otro efecto que derramar el líquido que contiene, creando notable estropicio

La actitud natural consiste en mantener en la mano la botella, determinando cuál de ellas es más fuerte, si la izquierda o la derecha. Una vez que el cronopio haya investigado su propio cuerpo, debe colocar la mano menos hábil sobre el tapón, ya que no requiere mucha fuerza y la fuerte agarrando la botella, más sin apachurrarla para evitar que la botella se convierta en fuente.

Una vez ubicadas las manos en tal situación, no se requieren guantes ni ninguna protección, este no es un artilugio peligroso, y tras una profunda respiración, la mano correspondiente girará el tapón de la botella en dirección contraria a las ajugas del reloj. A ser posible con la cabeza erguida, aunque no tanto que los ojos dejen de ver el tapón.

Una vez abierto, el tapón debe levantarse, siendo probable que el mecanismo permita desplazarlo hacia un costado, de forma que la abertura de la botella quede completamente expedita.

En ese momento, y con sumo cuidado, la botella se dirigirá a la boca donde el cronopio beberá de ella lo necesario.

Será preciso, una vez concluido el proceso, realizarlo de forma inversa. Se bajará el tapón a su situación natural, se girará en el sentido de las agujas del reloj y se apoyará verticalmente sobre la superficie que llamamos mesa.

Las damas y caballeros elegantes suelen tener a mano en esa mesa algún papel o servilleta que le permita secar sus labios, para evitar brillos innecesarios o el desparrame de alguno de los maquillajes que usan las damas, especialmente.

Cuídese especialmente de no dejar la botella abierta sobre la mesa ya que al ser plástico y, por lo tanto, inestable, podría derramarse y, como es natural, mojará libros, documentos, aparatos eléctricos y cualquier cosa que hubiere. Tengan en cuenta también que si dejan este difícil artilugio en el suelo podrían darle una patada causando similares destrozos.

Basta repetir alternadamente los movimientos descritos hasta encontrarse con el final de la botella, en cuyo caso, deberán solicitar nuevos suministros a los malvados servidores de estos artilugios.

Es la dificultad de este mecanismo, la que lleva al cronista, que no alcanza la categoría de cronopio, a tomarse un vino a su salud los viernes. Brebaje que se sirve en complejos artilugios llamados copas, de cuyo funcionamiento les hablare otro día.

Estimados y estimadas cronopios pasen un buen fin de semana y practiquen, practiquen: mi nieto de cuatro años lo ha conseguido.

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