Euskatel, el final de un cuento vasco
Érase una vez, en un mundo antiguo, antiguo, que Aznar decidió reglarle al PNV una compañía de Telefonía.
En realidad, Euskatel, vasca, vasca, no fue nunca: usaba la red española, luego las de Orange y Vodafone, los accionistas vascos duraron dos desayunos.
Eso sí, los vascos y vascas, que son todos como de Bilbao, le dieron un 2,8% del mercado. Como buenos "bilbaínos" resulta que Euskatel no pone fibra en su casa, sino que la deja en la puerta de la calle y la sube con un apaño coaxial: o sea, que lo de la velocidad se pone chungo.
A medida que la competencia avanzaba en telefonía, los precios bajaban, las prestaciones se encarecían y las herramienta coaxial envejecía, las cajas vascas, ahora Kutxabank, que habían mantenido el capital, decidieron añadir socios.
Mejor dicho, darles la empresa a otros socios, sin que se notara, como un accidente menor, que lo vasco, es lo vasco.
Así, la compañía pasó a ser británica, de un fondo británico. Se hicieron socios, también junto Zegona, mayoritario, a los herederos del franquista Juan March (Corporación Alba), que no tiene derecho a calle, pero sí a poner pasta a buenos demócratas y republicanos. El cuento es bueno, bueno, seguro que Otegui ni se había enterado.
Al fin, los británicos han decidido vender Euskatel a otros británicos y norteamericanos (también fondos: KKR, Providence y Civen). Unos y otros residenciados en paraísos fiscales y de tipo rapiñador: vengo, saneo, crezco y me marcho con la pasta. Engañar no han engañado a nadie.
La travesía de MásMovil ha sido la de ir comprando y barriendo mercado hasta quedarse con una cuota de cerca del 9% de mercado, que tampoco es para tirar cohetes y ser atractivo a fondos de inversión que, ahora, quieren quedarse, también, con la empresa de los británicos de Euskadi.
Los vascos, vascos, van a llevarlo más bien mal, pero no les quepa duda que el presidente de la cosa anunciará que, ahora, Euskadi va a tener fibra de verdad y digitalizarse, que lo de Eukatel ya era como levantar piedra.
Ah, aquellos días, en los que alrededor de la hoguera nacional, los grandes gestores nacionalistas presumían de haberle quitado a Aznar una "teleco". Así de cruel es el mercado: no atiende a repúblicas que no existen, ni a las que existen tampoco. Y así son las risas de Aznar.
Por si tienen interés en el porvenir económico de la patria vasca, sepan que, aparte de los ricos de Neguri ,a Kutxabank le van quedando menos participaciones industriales que de la lotería nacional.
¿Quieren saber lo más macabro del asunto?: el centro operativo se vendrá a Madrid - en San Sebastián, Más Movil solo tiene un piso y un teléfono- y, como se distraigan, los impuestos de la operación se los llevará Ayuso. Qué cruel es el destino, pero qué cruel.
Era un cuento vasco, pero también una parábola hispana: nuestra industria desaparecida, la telefonía en manos de fondos de inversión, un día de estos todo lo demás.
Pero todo, todo, va bien: siempre podremos esperar fondos de Europa, volar con Plus Ultra y llamar con Telefónica, siempre y cuando Sánchez mantenga su palabra y no se la venda a algún amiguete. Pallete, mientras le toques las narices a Botín y te portes bien en Prisa, igual te dejan jugar un rato con la compañía.
¿De verdad quieren que hablemos del IBEX? Siempre nos quedarán los bares y los hoteles, si es que los rescatamos (por cierto hoy al Grupo Barcel´,o no todo van a ser venezolanos)