Estimados oligarcas: unas palabras sobre la decadencia europea
Siendo viernes, esta crónica debería ser lúdica. Pero no están los tiempos para risas. Así que hablaré sobre lo que toca.
Estimados oligarcas, espero que al recibo de la presente se encuentren ustedes mejor que los ucranianos y ucranianas a los que están masacrando. Y sus familias gocen de tranquilidad en algún divertido retiro.
Lamento mucho que les hayan privado de sus yates sus malvados enemigos europeos y, más aún, que deban ustedes retirarse a paraísos árabes, con lo nacionalistas y pelín racistas que ustedes me son. Verse en la condición de tener que ir a un SPA en lugar de a navegar es terrible, lo sé. Que duros somos los occidentales.
En realidad, no quería escribirles a ustedes, pero como ignoramos dónde esta Putin, les pido que si se le encuentran en algún bunker le saluden de mi parte. Hace bien en esconderse, es mucho más elegante, faltaría más, que hacerse selfis a todas horas, como el cómico ese de Ucrania.
No sé porque a los dictadores les molesten tanto los actores, los músicos y los poetas. Debe ser porque transmiten emociones, cosas que a los sátrapas suele molestarles.
Ustedes y Putin han apostado a que Europa es demasiado decadente para defender nuestros valores. No les negaré que tenemos algunos días de decadencia diletante, pero cuando nos ponemos, nos ponemos.
Se lo explicaré a nivel machote con petróleo, o sea al suyo, para que me entiendan. El miércoles vinieron por aquí, por Madrid, unos tipos que durante 150 minutos, a 30 minutos del final de la batalla, creían haber derrotado a un "Rey".
Bastó que un "viejo" deportista de 36 años, niño en una guerra que provocaron nacionalistas como ustedes, dijera basta para que cambiara la historia.
El compromiso, los valores, el talento, la voluntad y la perseverancia es lo que nos cambia la vida: una lección que el común conoce, pero que ustedes no han necesitado aprender.
La guerra iba a ser corta porque no se pensó que los ucranianos resistirían la invasión; porque pensaron que los diletantes y decadentes europeos, en medio de ruidosas quejas, les permitirían terminarla.
No dudo señores oligarcas que ser dueños de una gasolinera y comprar armas con los beneficios es fuente suficiente para un alto suministro ideológico y una más alta alucinación nacionalista.
Pero déjenme decirles que la carnicería de Ucrania no es un acto de venganza redentora, es un acto de irresponsabilidad histórica.
Estimados oligarcas; unas palabras sobre la decadencia europea. No venceréis, porque lo dejó escrito Juan de Mairena (Antonio Machado): "los periodos más fecundos de la historia son aquellos cuando los modestos no se chupan el dedo"
Sí; los europeos y europeas somos pocos, mayores y algo decadentes. Pero cuando echamos mano de valores y unidad, igual nos valemos sin tutelas, con unas mayorías sociales que no se conocían hace tiempo.
Sepan que más temprano que tarde, los ucranianos y ucranianas volverán a pasear libres por Maidan, quizá destrozado por las bombas, pero que será reconstruida con la tenacidad y la lentitud burocrática, propia de los valores la decadente Europa.
Sabemos que no será sin dolor. Sabíamos que nos sancionábamos, también, a nosotros mismos.
Los dictadores subestiman la fuerza de las democracias porque solo ven debilidad en los líderes que se someten al riesgo de un cambio de régimen, en elecciones libres. Ven oposiciones fuertes y libertad de prensa como vulnerabilidades del sistema, lo que dificulta su control desde arriba.
No se dan cuenta de que esas son las cualidades detrás de la resiliencia y adaptabilidad que han hecho de la democracia el modelo más exitoso para organizar la sociedad en la historia de la civilización humana.
Déjenme decirles como ha dicho el miércoles ese gran filósofo austriaco, además de futbolista, que se llama David Alaba: "no te sentarás en nuestra silla".
Estimados y estimadas, vamos a pasar un mal rato, pero con lo que llevamos pasado esta temporadica, sepan que también saldremos de esta.
(Clicktertulia, viernes 10 de marzo de 2022)