El jacobino económico precede al político (1): números antes de la subasta cantonal

15.02.2022

Los jacobinos no eran centralistas por ser revolucionarios o por ser de izquierdas. Háganme caso: lo eran por ser burgueses pobres. Los otros, los burgueses ricos (la Montaña) eran federalistas porque eran la burguesía comercial, la que vivía en los puertos, por ejemplo en Burdeos.

Que los ricos sean federalistas ya lo habían inventado los griegos: los ricos de los puertos amaban la paz y el comercio y su autonomía, mientras los terratenienes del interior amaban las guerras para tener esclavos y saquear ciudades.

No será casualidad que las tierras forales defiendan sus fueros o las no forales, cuando eran ricas, tipo Catalunya, defendieran primero la corresponsabilidad fiscal, luego la autonomía fiscal y, finalmente, la propia agencia fiscal.

El problema es que cuando cambian las tornas, el federalismo fiscal es un inconveniente para los que son menos ricos. 

Estos días he seguido la campaña electoral de Castilla y León, incluidos sus (aburridos) debates- guárdenme el secreto, uno tiene una reputación que guardar-.

He oído, con notable sorpresa, que todas las fuerzas políticas - incluido el PSOE- defienden la autonomía fiscal: premios en el IRPF a los que se trasladen a la España despoblada, exoneraciones de toda índole, rebaja de cuotas a autónomos, IBI suprimido...para que me entiendan: más allá de Ayuso.

El Gobierno prepara una respuesta de financiación autonómica que ha sido anunciada y aquí comentada. Hemos empezado con unas trampillas y ahora llega lo que se llama armonización, para financiar la amenaza de la España despoblada, cuyo voto no perjudicaba a la derecha sino, vaya por dios, a la izquierda. Visto lo visto, "armonizar" significa que Madrid suba impuestos y los demás los bajen.

El argumento, defendido por los que antes animaban el federalismo desde miles de estudios catalanes sobre todo, pero no solo, es que tal federalismo es en realidad "dumping fiscal" y amenaza la huida de los ricos a Madrid.

El experto (Carlos Monasterio) que asesoró a Zapatero sobre como hacerles la pelota fiscal a los catalanes ha dimitido, muy enfadado, del Grupo de expertos que anda chalaneando con la cosa.

Si he entendido bien, los ricos donde deben irse a vivir es a la España despoblada, donde les rebajaran el IRPF de verdad y no como la malvada Ayuso que apenas hace retoquitos.

Antes de contarles algunos números que desmienten muchos de estos asuntos, déjenme decirles que en España no puede haber "dumping fiscal", por mucho que lo digan Rufián o Ximo Puig, porque la norma es la misma en todas partes, y los márgenes de maniobra inapreciables.

En segundo lugar, que se ha estimado que la probabilidad de cambio de residencia fiscal por razón de impuestos de los ricos es baja. Por poner un ejemplo, el incremento de 0,75 puntos porcentuales en el diferencial del tipo impositivo promedio entre Madrid y Cataluña, en 2013, incrementó la probabilidad de mudarse a Madrid en 2,25 puntos porcentuales.

Por último, conviene recordar que no fue la derecha madrileña quien inventó lo de el margen fiscal autonómico, sino José Luis Rodríguez Zapatero que dejó puesto en 2011 el sistema vigente, como gran pacificador de la situación catalana.

Las fugas de Cataluña, en realidad, proceden de otras razones como todo el mundo sabe y nadie quiere comentar.

Existe un argumento básico para defender este margen fiscal, sostenido en unas horquillas, más o menos razonables: si las autonomías se financian con dinero de transferencias, o sea, paga Madrid, la ciudadanía ignora el coste fiscal de las políticas que se aplican. Esa descorresponsabilización de los gobiernos territoriales es fuente inevitable de déficit y endeudamientos.

No es pequeño asunto este si caemos en la cuenta de que el sistema de financiación autonómico cubre tres de los pilares fundamentales del estado del bienestar. En el sistema actual, seis de cada diez euros se destinan a estado de bienestar.

Lo señalo porque cuando se habla de que la sanidad y la educación necesitan impuestos, se está hablando de dinero autonómico.

El 39,18% se gasta en Sanidad; el 12,13% se gasta en educación y el 8,76% en Servicios Sociales. O sea, que el margen de derroche autonómico del que se habla es más bien bajito, teniendo en cuenta que, en lo que falta ,se incluyen las políticas económicas, de empleo y de infraestructuras propias.

En el último año liquidado (2019), sí como está el IRPF por medio se liquida con retraso, España transfirió a las autonomías para sus competencias 124 650 millones de euros, un 39% del presupuesto del Estado.

Como hablamos de fiscalidad para atraer a los ricos, habrá que decir que solo un 17% de esa cantidad se financia con impuestos propios. Que el 37% es fundamentalmente IRPF, con escaso margen de las Comunidades, Y que la mayor parte, el 40% corresponde a IVA e impuestos especiales donde las autonomías ni pinchan ni cortan.

Hay que decir que esta financiación se distribuye con algunos criterios de "población ajustada", de la que ya hemos hablado aquí, que producen sorprendentes resultados.

Por ejemplo, los dineros por habitante que recibe Madrid - 2597 euros- están por debajo de la media estatal, a pesar de ser la que mas recauda, es la que más devuelve, siendo Cantabria la que más recibe.

De las ocho Comunidades que firmaron manifiesto pidiendo ayuda especial para la España despoblada, solo Castilla La Mancha se encuentra por debajo de Madrid.

Castilla y León, al parecer enojadísima por el olvido, es la quinta en recursos por habitante y está un 4% por encima de la media. Los andaluces y andaluzas, por ejemplo, no parecen despoblados, pero si con pocos recursos: un 2% por debajo de la media.

Mañana les detallaré cómo los márgenes de impuestos operan escasamente en la movilidad de los ciudadanos y ciudadanas y que el discurso de la armonización está poco justificado: las trampillas del sistema de financiación están en otra parte.

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