El día de la ceniza y nadie se lo avisó

16.02.2021

Lo de la ceniza es como si te ponen carbón en Reyes. O sea, que te da un bajón. Pregunten a Arrimadas o a Casado, si duda tienen.

Pues sí, vaya porquería de carnaval que ustedes se han cascado, viendo chirigotas por internet, supongo que ya se han bebido la copa por "TikTok" y eso. En otras épocas, aún andarían ustedes con la última resaca, ponderando su ingenioso disfraz o recién llegados de pasear sardinas.

Ahora, lo nuestro es lo de vigilar murciélagos y pangolines, más que de enterrar sardinas.

Ah, crédulos y crédulas: arrepentíos. Del otro lado de la ciudad llega una onda imparable: el morado se apodera de los tabernáculos; centenas, que digo, millares de devotos encenizan su frente, eso sí: virtualmente.

Obispos y curas, siempre atentos a la evolución estacional del negocio, anuncian la cuaresma: sin procesiones, tampoco, que no deja de ser un incordio, con lo que gusta una copita, analizando si se le mueven los varales a la Macarena, por un poner.

"Recuerda que eres polvo..." Hay aquí un problema de coherencia entre símbolo y mensaje: así no hay quién se convenza de que la pasión es alegría.

Qué dura es la cuaresma: oración, ayuno y limosna. Casado por penar, penar, ha dejado hasta la casa, como cuando antaño se cerraban las mancebías (sí; es que el día de la ceniza se iniciaba lo de las "putas en cuaresma").

Lo de los ayunos en tiempos de hambrunas o los discursos en las plazas de los "picos de oro" se lo ha pedido Arrimadas.

Oración, ayuno y limosna. O sea, lo que diría Calviño o la ministra de Trabajo, como receta frente a la crisis (velita a santa Von der Leyen, salario mínimo para no vivir por encima de nuestras posibilidades y gasto público en forma de caridad).

Los torreznos y los cordericos son para las asesoras de la pareja de Galapagar o para los de Esquerra: Illa se va viendo de penitente.

Amigas y amigos quedan cuarenta y seis días para Pascua (Cuaresma - cuarenta, porque la iglesia romana no cuenta los domingos-, que ustedes nunca están al loro). El que cuenta domingos es Sánchez, que ya no necesita ni salir en la tele y parecer que quiere rezar.

Cuando era niño, el miércoles de ceniza era la inauguración de las primeras torrijas en las casas de abuelas raudas y los cartelitos de "Vigilia" en las tabernas, el día en que la sangre encebollada daba paso a las acelgas y los garbanzos. Ahora, sin tabernas, tendré que hacerles un día las recetas, lo veo venir.

En otros tiempos, aprovechando la tristeza del ayuno,, casi "ramadanesco" que ustedes no cumplen desde nunca, estarían pensado dónde pasar la Semana Santa. No es por molestarles, pero se la pasan ustedes con Simón, que lo veo venir.

Lo suyo, pecadores y pecadoras, era pasar de sardina a pascua, sin recato alguno ni paréntesis reflexivo. Ahora parece gracioso.

Pues nada: a por ello, mientras centenas, que digo, millares de frentes piensan en recibir la ceniza que viene de las palmas del último domingo de ramos, que no fue ni de ramos, ni de palmas, hay que ver en la que nos vemos: será ceniza de cigarros o carbón.

Arrepiéntanse, ¿de qué? De no haber hecho nada, de nada en un año. O sea, como Casado y Arrimadas.

"Memento, homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris (Recuerda, hombre, que eres polvo y que en polvo te vas a convertir)". A qué no se acaba de pillarle la alegría al asunto.

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