El anarcocapitalismo no existe
Imaginen que el cronista propone la prohibición de las matemáticas, especialmente si se aproximan a la verdad. Me tacharían de loco , de ser un arbitrista radical o director del CIS.
Sin embargo, esto está escrito por San Agustín, considerado ni más ni menos que Padre de la Iglesia. Cierto es que escribió tal consejo en el siglo V, pero también lo es que, dentro y fuera de la iglesia, son abundantes los que parecen seguir sus consejos en casi toda las ciencias: ¡Ah, cuán sospechoso es el conocimiento!
Es curioso que muchos de los que pertenecen al lado derecho o izquierdo de la revolucionaria y francesa sala del Juego de Pelota, se supone que herederos de la razón, ejerzan de "agustinianos", anteponiendo la ideología a la razón. En realidad, el culto a la ignorancia es el gran truco de San Agustín y de lo que viven los extremistas de ambos lados del espectro político, con una gran capacidad de contagio, por cierto.
Nos ha visitado Milei. Que ha reunido al llamado "anarcocapitalismo hispánico", primero para recibir una medalla de la señora Ayuso y luego para una cena de amigotes. Por supuesto que la señora Ayuso tiene derecho a invitar a quien le que plazca, aunque nos permitirá, a cambio, que afirmemos que se trata de una simple operación de marketing político.
Una operación con el objeto de enervar al gobierno, que ha caído en la trampa de volver a darle votos a la presidenta diciendo barbaridades, eso sí acompañadas de patadas en el culo del Señor Feijóo.
Diga lo que diga Milei, el anarcocapitalismo no existe. Esa idea que aman los predicadores de su culto de que solo el enriquecimiento individual genera la justicia es simplemente un canto a la ignorancia. La suma de individuos, lo dice toda experiencia empírica y científica, solo es útil si define un óptimo social.
Esto, por cierto, no solo lo sabe la Señora Ayuso sino todos quienes la precedieron. El PP de Madrid o de cualquier otra parte nunca ha practicado la política de Milei.
Para que me entiendan: la muy liberal presidenta de Madrid ha aumentado un 19% el presupuesto este año; ha aumentado el gasto en políticas de bienestar de naturaleza socialdemócrata como la sanidad o la educación, tiene 194 874 personas trabajando en el sector público (un 18% más de lo que había cuando llegó al gobierno) y la Comunidad de Madrid, a pesar de los regalitos fiscales de los que se presume, recauda un 59% más por persona que la media española.
Datos que seguramente no conoce el señor Milei ni sus amigotes de la cena, porque no están para hacer números sino para predicar.
No; el anarcocapitalismo no existe. Las políticas en Argentina son las que son debido, simplemente, a un sistema político generador de corrupción, pobreza y desigualdad, rechazado especialmente por el voto más joven que, sorprendentemente, ignora la dictadura en Argentina, del mismo modo que en Chile, en los últimos comicios constitucionales ignoraron la dictadura de Pinochet y le dieron la victoria a la extrema derecha.
De los miles de folios de Milei, la mitad no han pasado la criba política de su Congreso. Se tendrá que tragar la televisión pública y unos cuantos entes públicos más. O sea, que su motosierra será más pequeña.
Si Milei quiere tanta privatización es porque necesita dólares para su gran medida que es la dolarización. Y antes de dolarizar, que es como tener una moneda única, hay que tener dólares que, hoy, Argentina no tiene y cumplir reglas fiscales, cosa que a ustedes les sonará, pero al peronismo populista de los Kichner, que ahora resultan ser de izquierda, no le importaba porque también eran de San Agustin y la ignorancia. Lo de cumplir reglas fiscales no se lleva.
La dolarización será un desastre. Probablemente. Existe en economía una expresión que dice "pegs and pain", algo así como anclaje y dolor. Eso será lo que produzca Milei y los argentinos decidirán si le votan o no a la próxima. El hombre parece viajar más que trabajar, pero oiga predicar cuesta esfuerzo, especialmente si te pagan la cena.
En una de sus novelas, Tabucchi (Tabucchi. A. Sostiene Pereira. Anagrama. 1995) le hace decir a su protagonista: "Usted es argentino; les conozco: vaya ensayando el silencio". Podría decírselo a Milei, igual que a Francisco, pero ellos adoran predicar sea sobre manos porosas o sobre "mariconeo"(la expresión es jesuítica no mía) en los seminarios y así los del otro lado del muro se calientan y todos disfrutamos.
En fin, sépanlo, el anarcocapitalismo no existe. Existen los predicadores y los vendedores de motosierras. Lo demás es San Agustín.