Desobedezcan ustedes…que a mí me quitan el salario

14.10.2019

Torra se indignó tanto, tanto, que se indignó, dejo de respirar cinco segundos y convocó una rueda de prensa donde anunció que....,grave asunto, mandaba unas cartas. Afirma Torra que volverán a hacerlo, pero como ya subieron a la montaña y no había arca benefactora, será en otro momento.

La sentencia ha sido comunicada, Piqué ha hablado, las declaraciones, incluidas las necesarias del Barça, el Girona y el Espanyol, se han producido. Los constitucionalistas dicen, más o menos, que acatan; los halcones del populismo que vaya birria de sentencia y las palomas populistas, incluidas las sorprendentes huestes sindicales, dicen que vaya barbaridad.

Todo lo previsible, incluidas las manifestaciones, ha acontecido, también la radicalización de Puigdemont, que ha desbaratado la modesta indignación de la política catalana. El fugado echa de menos "el apreteu". Una Generalitat que, por cierto, enfrascada en la retórica, no ha dado instrucciones a los Mossos para que haga la vista gorda. Unos Mossos que tampoco están por la labor de ser desautorizados.

Es decir, el ruido se ha producido y la desobediencia se limita, por ahora, a estudiantes que abandonaron los campus a la caza de otro aprobado general, a los funcionarios que echaron un poco de mañana; de momento, lo único colapsado es el aeropuerto, y en las calles el ruido no alcanza, por ahora, cotas que escandalicen.

Entre ustedes y yo, pasar lo que se dice pasar, no está pasando casi nada hasta este momento. La filtración de la sentencia ya había amortizado la irritación y el cansancio se nota.

Mañana tocará teatro en el Parlament, pero tampoco parece que los líderes parezcan dispuestos a inhabilitaciones, penas y prisiones, que no estamos para héroes y heroínas. Que venga el fugado y se inmole, susurran al calor del fuego de campamento cubierto de esteladas en el mundo independentista.

La verdadera vía Quebec ha quedado abierta. Esto es, dejemos a los fundamentalistas que sigan en la suya, irredentos, mientras hacemos que las mayorías sociales cansadas bajen la guardia y les demos gobiernos transversales para que parezca que no han perdido.

Así se lo andan currando Iceta, Comunes y Republicanos de Esquerra, mientras van dejando al huido y su peña, Torra a la cabeza, a la espera de la quimera, en palabras del Supremo, que hasta hace literatura, oiga. 

En rebeldía total, temblará el capitalismo occidental y la sociedad de naciones, Torra hará uso de sus autonómicas, menores y baldías competencias. Ya no se debatirán leyes de desconexión, sino que con cabreo y recurso de fiscales, jueces y algunos penados y penadas, que no tienen la suerte de ser de la peña, llegará el régimen de semilibertad, para que los héroes condenados por delitos graves paseen de nuevo por las alamedas.

Correrán los días, y mientras llega el diez de noviembre, vean los costes de la tontadica de repetir elecciones en este escenario, se jugarán partidas políticas, como el liderazgo nacionalista y las necesidades de Sánchez, que requerirán polarización y tensión, única técnica, el relato es el relato, de mantener prietas las filas.

Los socialistas mantendrán la firmeza constitucionalista y los otros constitucionalistas dirán que no se fían. Los que no son constitucionalistas harán ojitos; unos a la caverna, otros al electorado "indepe", no sea cosa que pesquemos en rio revuelto.

Y sí, para el desbloqueo, necesitamos volver la mirada a la secesión, miraremos y volverán los enredos de indultos - propios de regímenes de concentración de poder y reyes a quienes se les reconocía imponer penas- y amnistía.

La sentencia aporta simplemente contenido emocional a discursos políticos que se habían quedado vacíos: Una sentencia, todo hay que decirlo, en el máximo de la sedición, o sea dura y marcando el paquete del estado de derecho

Si la emocionalidad es suficiente para recoser la fractura que hace días recorre la sangre estelada es cosa que el tiempo dirá, a golpe de elecciones generales y, también catalanas. La sentencia producirá renovaciones de liderazgo y perdida de poder del huido.

A lo mejor si nos damos un par de décadas de administración honrada, volvemos a mirar a la gente y sus necesidades, abandonamos los porcentajes que cosieron el independentismo y los recortes, quizá entonces...

Pero si, por si acaso, hay que desobedecer, que desobedezca el pueblo, piensa Torra, que a mí me quitan el salario... 

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