Carta al Emérito

08.08.2020

Mensajeros de los sátrapas de Oriente; carteros y carteras del Caribe y Portugal, querido suizos, seáis carteros, banqueros o fiscales, os ruego que si veis al rey emérito de España le paséis estas letras.

Es cosa grande esta del emérito, pero esta crónica en ClickradioTV se produce en viernes. Como ustedes llevan con el cronista más viernes que con Harry Potter, saben que Don Juan Ignacio Ocaña, jefe y maestro de la Clicktertulia, nos tiene encomendado para el fin de semana "otro tono de radio".

Cosa que los CEO de la radio aplauden con promesa de notable dádiva (si cuela, cuela). Incluso el CEO y Chef Sandoval me anuncia envío de raras cervezas, una de trufa y otra de boletus. Es que el señor es un poco rarillo, a la par que pijo.

No obstante, no puedo evitar escribirle al emérito una misiva.

Estimado Emérito:

Espero que, al recibo de la presente, goce de buena salud. En general, estimado, es de gozar, no sé por qué me preocupo.

Tras pasar juntos cuarenta y cinco años, desde su coronación hasta este viajecito a no sé donde que se ha marcado usted, hemos ganado confianza. Así que me permitirá, en consecuencia, que le diga me ha sentado mal no recibir carta suya.

He echado de menos unas palabritas, sencillitas, una cosita así como "la he liado parda, a ver si me organizo y os aclaro lo de la pasta".

Lo de la señora, mire usted, me importa menos, soy un liberal, y además ella ya cuenta y canta, no sabe usted cómo está cantando. Otras amistades suyas son menos conmovedoras y glamurosas, que quiere que le diga. Claro que es probable que este que le escribe no hubiera entendido bien lo de la tradicional amistad hispano árabe.

En fin, que quiero decirle que un rey constitucional, Señor, es cosa seria que merecería más recato. O sea que esto de irse a la francesa, sin avisar dónde colocará usted sus reales posaderas, suma nuevo "borboneo" a su acrisolada carrera de "borboneo".

Antes de afearle su conducta, este humilde cronista no tiende a dar lecciones, debo señalarle mi envidia: sumar testaferro y amiga íntima, en la persona de una princesa, estimado emérito, es tan disruptivo, de tal originalidad histórica y de tan acendrado feminismo, que no sé como la señora Montero, no le aplaude.

Señor, nos ha dejado aquí un lío de narices. Y a su real hijo, ni le cuento.

Esos "acontecimientos pasados de mi vida privada", que hermosa figura retórica por dios, ni al cronista se le hubiera ocurrido algo tan cachondo, déjeme decirle, revelan una insuficiencia ética que, debiera usted saber, ha cabreado bastante al personal y que da pábulo a quienes, de paso, suman al noble republicanismo la rabia anticonstitucional.

Como ya le dije una vez en persona, el que suscribe es republicano, aunque constitucionalista. Una parte de la sociedad española no poco importante ha crecido creyendo en el verso del poeta Margarit, que escribió que la libertad era "un rey saliendo en tren hacia el exilio". Los hay más radicales, créame.

Esa generación aprendió, sin embargo, a apreciarle. Quizá se nos fue la mano, nunca se aprende, asimilando su legado a nuestra Constitución, cuando en realidad esta es patrimonio de un pueblo.

Quizá recuerde que el senado romano inventó la damnatio memoriae, un borrado de la memoria que, sin duda. recorrerá España. Mi apesadumbrada madre me ha llamado para preguntarme si debe esconder aquella foto que atestigua nuestro encuentro. Le he dicho que no: mi traje era caro y me lo había pagado yo.

Me temo que debería descansar Señor y renunciar a arreglar su imagen. Es una pena, pero para las nuevas generaciones, su nombre, señor mío, como el de Aníbal, siempre irá ligado a un elefante.

Debo decirle, emérita Majestad, que entre el Corona, la Corina y la Corona nos están dejando un año chungo, chungo.

Su afectísimo conciudadano se despide, que usted lo disfrute allí donde éste. Si es que está.

(Crónica Clicktertulia. Viernes 7 de Agosto de 2020)

¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar