Campaña (5): El gran embarramiento
Ayer murió Kundera, merece ser recordado. Gran literato, a más de hombre sujeto a sus principios, no a ordenes ni élites literarias, era, probablemente, el último heredero de quienes intentaron un socialismo de rostro humano, siempre derrotado por una doctrina, inseparable de las biografías de muchos de nosotros, que la historia canceló dramáticamente.
Habrán oído estas horas hablar de sus libros. Les diré que mi párrafo favorito se encuentra en una colección de ensayos titulado La lentitud. En ella, se describe al "político bailarín" que "se distingue del corriente en que no desea el poder sino la gloria…ocupar el escenario donde poder irradiar su yo"…Rechazará toda negociación…denunciándola por engañosa, deshonesta, hipócrita, sucia…"
No sé en quien estaría pensando Kundera, pero parece que tenemos abundancia de "políticos bailarines" llenos de soberbia y buscando la gloria. De los que buscan pasar a la historia, por un poner.
Si digo que eso es sanchismo no socialismo, es probable que algún camarada se moleste. Pues vale.
El caso es que nada más venir de la guerra, de servir a la OTAN, Pedro Sánchez ha comparecido en el despacho que Angels Barceló comparte con San Juan, custodiando la verdad que nos hará libres, para afirmar dos cosas: una, que él no negocia la abstención, "hay que acabar con esa cortina", dice. Por otro lado, sostiene que lo de quejarse del voto por Correo es un gran embarramiento.
Hablemos de este primer embarramiento. Dos millones y medio de personas han solicitado el voto por correo. Solo seiscientos mil lo han recibido. A fecha de cuando esto se escribe, estén donde estén o vayan donde vayan, casi dos millones de votantes ya no pueden ejercer el derecho a ir al colegio.
Esta es una severa amenaza al derecho democrático de la ciudadanía, aunque solo hubiera un o una afectado. Es opinable, pero según las casas de sondeos, el 40% de ese voto es del PP. O sea, que el PP tiene motivos de preocupación, y el resto también.
El responsable de Correos de CCOO, líder en la casa, sostiene que no es cierto que se hayan producido las notables contrataciones afirmadas por los directivos. O sea que este parón solo se arregla a base de chapuzas técnicas (prolongación de horarios, horas extras, subcontrataciones…) y jurídicas: la Junta Electoral Central manipulara algún que otro plazo.
Afirmar esto es, dice Sánchez un gran embarramiento. Resulta sorprendente que, tras el batacazo del debate, del que aquí ya hemos hablado lo suficiente, el socialismo realmente existente solo se ocupe de dos cosas: de buscar al culpable del desastre, para exonerar a Sánchez, y de – con el presidente a la cabeza- mantener los mantras de la campaña.
Ya he opinado aquí que la respuesta debiera ser un nuevo argumentario y no el "mantenella". Una campaña que para el PP se inició mal, con confusos y a veces patéticos pactos con VOX, se le ha puesto al centroderecha de cara. Tanto que además de dañar al electorado socialista, está dañando al de VOX, lo que debilita todavía más el mantra de Sánchez.
El maldito "traking" ha sustituido a la "maldita hemeroteca" y todos, hasta los de los amigos y amigas, entre ellos los guardianes de la verdad verdadera, coinciden en que a medida que pasan las horas se hacen más dolorosos los efectos del debate.
De tal modo que es muy difícil que el PSOE pueda reconstruir un mensaje que sea escuchado por la ciudadanía que, "tracking dixit", cree en un 71% que Feijóo ganará, lo que tiene un efecto desmovilizador terrorífico en la izquierda.
Dudo que el gran embarramiento anunciado mejore estas circunstancias o que el comodín de Zapatero mejore la energía electoral en la izquierda.
Quizá, debiéramos llamar al viejo PSOE para que comparezca en maniobra de comando auxiliador, si es que queda alguien, explicando, sin miedos y sin extremismos, como debe diseñarse el nuevo estado de bienestar, que para eso esta la izquierda y no para otras cosas