Lo que vendrá de USA (y 2): “Trumpeconomics”
Quizá lo primero que habría que preguntarse es si existe la "trumpeconomics". Él mismo dijo la semana pasada que "quizá la economía no sea lo importante", sugiriendo una vuelta a la ideología populista de derechas como motivación electoral.
El discurso y su práctica en el primer mandato fueron simples: no al multilateralismo, proteccionismo, impuestos bajos y minas de carbón. Sin un especial éxito económico, con tasas de crecimiento similares o por debajo de las de Biden, si se ignoran las caídas y recuperaciones ante y post pandemia.
Trump defiende el proteccionismo y ha afirmado que décadas de políticas de libre comercio fueron responsables del colapso de la industria manufacturera estadounidense. Ha alimentado la percepción de que la globalización ha traído más dolor que beneficio: a esto se refería en su conversación con Musk, la pasada semana, cuando hablaba de la necesidad de que triunfaran los "perdedores"
Su objetivo con esas políticas era volver a convertir a América en una improbable potencia manufacturera
Como señale ayer, la mitad del PIB, corresponde a servicios financieros y servicios a las empresas y sector tecnológico, otro treinta y cinco por ciento está integrado por los servicios en general. Es decir, el 85% del PIB es ajeno a la producción de bienes.
La agenda anticomercio de Trump y la recesión inducida por la pandemia se han combinado para cerrar fábricas y acelerar tendencias de décadas de antigüedad hacia la automatización y el aumento de productividad, eliminando cientos de miles de empleos manufactureros, muchos de ellos para siempre.
En los estados del "Cinturón del Oxido" (antiguos centros industriales en el medio oeste ( Michigan, Ohio, Indiana, Wisconsin, Minnesota y Pensilvania) donde los triunfos iniciales de Trump fueron sorprendentes, padecieron en la época de Trump descensos en el empleo entre 20.000 y 40.000 trabajadores por estado con respecto a los niveles previos a la pandemia.
Como se le ha escuchado, desde la Convención Republicana hasta hoy, Trump ha centrado su discurso en un plan para la inflación que ha resumido en cinco ideas clave: eliminar las restricciones a la producción energética nacional, recortar el gasto gubernamental "despilfarrador", reducir las regulaciones, acabar con la inmigración y "restaurar la paz" en todo el mundo.
Es, de otra manera, una reiteración de su política anterior concretada en el proteccionismo y los aranceles que, por cierto. no tienen especial influencia, a corto plazo en la inflación.
Hace dos años, la inflación alcanzó su nivel más alto en una generación, lo que llevó a los responsables de la política monetaria de la Reserva Federal a elevar las tasas de interés hasta el nivel más alto en dos décadas, en un intento de enfriar la mayor economía del mundo. Desde entonces, el índice de precios al consumidor ha caído del 9,1% hasta el 3%, aunque los americanos no perciben esa caída.
Sin embargo, parece que la Reserva Federal está lo suficientemente segura de que la inflación regresará de manera duradera al 2% como para comenzar a reducir los tipos de interés a partir de septiembre.
La tasa de inflación anual de Estados Unidos ya cayó por debajo del 3% en julio, por primera vez desde 2021, lo que ofrece alivio a los inversores después de que las cifras de principios de este mes mostraran una desaceleración en el mercado laboral estadounidense, lo que generó temores de un posible enfriamiento económico, no solo en Estados Unidos.
En este contexto de control de precios, los aranceles elevados y los recortes de impuestos, dicen todos los manuales económicos tienden a elevar la inflación.
La plataforma política republicana incluye un compromiso de introducir aranceles "base". Los bienes importados enfrentarían un gravamen del 10%, según la campaña de Trump.
Un plan de este tipo aumentará precios y, especialmente, volverá a afectar a la producción de bienes que recurrirán ante el encarecimiento de las importaciones y las represalias a un aumento de la productividad y la automatización que desplazaría empleo.
El paquete fiscal propuesto por Trump – aumenta los recortes introducidos durante su primer mandato- y busca recortes "adicionales" no especificados. Es, también, una medida expansionista que en un país que ya crece al 3% y podría impedir la reducción de tipos de interés que parece impulsar la reserva Federal.
Trump insiste en imponer restricciones fronterizas y económicas más estrictas con la mirada puesta en China, en México y en el multilateralismo, reiterando el discurso ideológico de su primer mandato.
Una de las razones por las que los empleadores han impulsado la automatización y el aumento de productividad, desplazando empleo hacia los servicios o produciendo la llamada "gran dimisión" es el aumento en los salarios de los sectores afectados
En
suma la economía que está proponiendo Trump es una reiteración de su mandato,
basada más en discursos ideales que en políticas dirigidas a los afectados por
la crisis de precios. También aquí encontramos un alarde de populismo, que
parece haber contagiado las políticas en los Estados Unidos.