Granollers esa ciudad educadora
Siendo viernes, saben ustedes que no se habla aquí de cosas sesudas. Así que he decidido reflexionar sobre ciudades educadoras. Las ciudades educadoras son muy importantes.
No; no es suficiente que los ayuntamientos se ocupen de la dignidad de colegios ni institutos. A usted le gustaría que sus responsables municipales organizaran bien la circulación de colegios e institutos para evadir los atascos a hora punta. A lo peor, es usted tan exigente que desearía la desaparición de barracones, una pintadita a las paredes o incluso un airecillo acondicionado, para que sus criaturas tengan climatización.
Pero no; amigas y amigos ustedes no entienden lo que de verdad es una ciudad educadora.
Una ciudad educadora es aquella que, como a ustedes, le molesta que sus más jóvenes no recuerden la historia del lugar ni sus mejores tradiciones. Si los jóvenes no reconocen la historia, no conocerán el futuro que ameritan.
En este sentido, tenemos una Ciudad campeona en materia de educación este verano. Señoras y señores demos la bienvenida a la ciudad educadora por excelencia: Granollers.
Granollers viene, desde los romanos, de grano, aunque hace décadas que se ven por allí pocos agricultores. Sobre todo, desde que emigrantes españoles se trasladaran a la noble ciudad, capital del Vallés oriental a construir. Porque, antes de que se dedicaran a robarles los impuestos a los catalanes, entiéndanme la ironía, los extremeños, andaluces, manchegos y murcianos se dedicaron a construir Catalunya.
Granollers, como todo el mundo sabe, es ciudad de paz, educación y negociación.
Desde el siglo XV solo han tenido una guerra civil con Aragón, para llegar a ser barrio de Barcelona. Una vez concluida, ya que los agricultores tenían armas, se organizaron una guerrita de "remença" con los nobles, luego vinieron las revueltas de los segadores y los carlistas. Ciudad de paz, durante siglos.
Todo iba bien, guerra va, guerra viene, hasta que los fascistas italianos bombardearon la Ciudad para escándalo de esta gente de paz.
Los jóvenes de Granollers parecen haber olvidado este noble espíritu guerrero. Así que su alcaldía, dirigida por el PSC, partido como se sabe de la concordia, el pacifismo y el progresismo global, ha decidido educar a los jóvenes como se debe.
Señoras y señores, les presento el taller formativo, municipalmente organizado, que tiene por título "Técnicas de aplicación de guerrilla urbana", que tiene un subtítulo alentador para las más jóvenes de nuestras generaciones: "Introducción a las principales tareas teórico - prácticas para una estrategia subversiva"
Cómo no aplaudir esta preocupación municipal. Si vuelven a enviar drones o aviones los italianos, nuestros jóvenes sabrán enviar un misil, supongo que ruso, que los rusos están muy atentos a echar una mano en Catalunya.
Si atacan los chechenos, los adolescentes de Granollers sabrán lanzar los adecuados cachivaches tecnológicos.
Si los malvados españoles envíamos tocineras policiales, la muchachada valiente podrá lanzar rotundos cocteles molotov y, naturalmente, organizar escuadras de combate para quemar contenedores. Por supuesto, podrán, faltaría más, fabricar bombas con bombonas de camping gas, antes de ser amnistiados.
Que afortunado es Granollers de contar no solo con esta alcaldía, sino con un grupo de profesores y profesionales adecuados, expertos en subversión, llamados Blaucop. Ellos se encargan de sus hijos, la ciudad está tranquila de tener entre los suyos tan notables profesionales, imprescindibles en cualquier ciudad moderna que se precie.
Debo decirles que yo lo siento mucho por mis nietos. Soy de la que creyeron que la vida se cambia con votos y no con armas. No: el alcalde pepero de nuestra ciudad ni este su abuelo, pobres, sabemos enseñarles técnicas tan necesarias para su evolución y felicidad como la subversión y lucha rbana, la quema de contenedores y esas cosas tan hermosas y útiles.
Fíjense si el cronista es antiguo que, en mi vinito de viernes que siempre les recomiendo, pensaba preguntarle al tabernero si conoce un profesor de ajedrez.
Ahora, arrepentido, debo preguntarme, además, ¿sabrá ese hombre o mujer o mi tabernero hacer cócteles molotov? Es que con mis enseñanzas mi nieto no cambiará el mundo, solo será un viejo e inútil demócrata.
Visca la pau, visca la concordia, companys
socialistes, visca la pau. Vosotros sí que sabéis