El paro: dudas, trucos y medias verdades
La estadística es una gran ciencia que permite la tortura de los números hasta que canten lo que deben. Así, tanto los medios como los analistas de barricada pueden decir que diciembre ha sido un mal mes o, por el contrario, que el año acaba fetén.
A quienes intentamos vivir fuera de la barricada la situación nos ofrece ciertas dudas, nos alumbra la certeza de algunos trucos y nos sumerge en un proceloso mar de medias verdades.
Por si desde las barricadas no quieren seguir leyendo, sepan que aquí se cree que no son las reformas laborales las que crean empleo (ni ahora ni antes) sino la actividad económica. Que las cifras mensuales del Servicio Público de Empleo nunca han servido para mucho análisis (ahora menos) y que en España las tasas de paro son escandalosamente más altas que en el resto de Europa y no se acortan las diferencias , a pesar de crecimientos superiores, lo que alerta sobre la composición de ese crecimiento.
Conviene, también, señalar que, efectivamente, todos los segundos semestres se desacelera la creación de empleo. Aunque convendría reconocer que este año se parece más a 2019 (final de una fase expansiva) que al año pasado. Valoración que, en todo caso, por mucho que las ministras de la cosa se entusiasmen, no se puede hacer ahora.
Sabiendo que este mes ha flojeado y que los datos económicos para enero no entusiasman, antes de hacer profecías correspondería esperar a la Encuesta de Población Activa en Abril, a ver cómo nos va.
José Luis Fernández, amigo y compañero de tertulias, escudriña todos los meses las cifras. Para este mes concluye que si, a las cifras oficiales de parados y paradas, sumamos los "otros no ocupados" (desempleo en formación) y los que tienen "disposición limitada", el desempleo superaría las 3 millones trescientas mil personas de paro efectivo. Sin contar los ERTE, como medio millón más de lo que dice el SEPE.
Un truquillo al que habría que sumar el truco mayor, que tiene un poco enervados a los economistas del ramo laboral: no se informa del número de fijos discontinuos que están sin actividad. No es cosa irrelevante ya que, como escribe José Luis Fernández, hasta el 61% de los contratos que se firman no tienen jornada completa de trabajo. O sea que del "usar y tirar" de los contratos de antes hemos pasado a reciclar temporalidad.
Truco y truquillos que hacen que las cifras del SEPE sean aún menos útiles que antes . Tanto para comparar como para hacer previsiones.
No obstante, hay que señalar y reconocer que el empleo ha resistido a altos niveles de precios y crecimientos de tipos de interés y eso es una novedad económica, que siempre ha evidenciado una relación inversa entre ambas magnitudes y el empleo. No solo ocurre en España. También en Estados Unidos y Europa están viviendo tasas de desempleo extraordinaria y sorprendentemente bajas.
Algo ha cambiado en la economía y deberíamos prestar atención.
En primer lugar, la demografía. Hay más gente que sale del mercado de trabajo de la que entra, fenómeno generalizado en los países desarrollados. Cuando se invierte la pirámide de población cae la población activa, reduciendo la tasa de paro.
Si los números sobre población del INE son correctos, en 2021 había en España cerca de 3 millones de personas en edad próxima a la jubilación (60-64 años) frente a 2,38 millones en edad de la incorporación al mercado de trabajo (20-24 años). Dicho de otro modo: tenemos 120 mil empleos anuales disponibles, sin añadir nada a la economía. Este es el famoso fenómeno de las vacantes y el mantra de "la gente no quiere trabajar".
Fenómeno que parcialmente si existe por dos razones: hay gente al que la subsidiación compensa más que el trabajo y porque los que fueron expulsados del empleo, con cuarenta y cinco años, en la crisis financiera, convertidos en parados y paradas de larga duración, esperan con algún subsidio una leve jubilación.
El Covid ha reforzado esta tendencia, especialmente en los pequeños negocios individuales que parecen, directamente, haber abandonado el mercado de trabajo.
La tasa de desempleo baja por la evolución demográfica, la crisis financiera y una pandemia. En España menos que en otras economías. Esto, también, cambia otro mantra de la economía española como es la relación entre crecimiento y empleo.
Razones que hacen que haya motivos de preocupación sobre la razón de fondo que justifica el empleo: la actividad económica, sobre la que se extiende la preocupación más experta.
También es para preocuparse la falta de transparencia sobre los fijos discontinuos, sobre los famosos arcanos de la desestacionalización y medias verdades varias que se oyen en el debate político.