Desde mi caverna, día 68: unos pagamos para que resuelvan problemas, otros cobran por crearlos

21.05.2020

"Los ciudadanos nos pagan para resolver problemas, no para crearlos" ha afirmado la ministra Calviño, tras conocer el pacto con Bildu, y su posterior matización, sobre la derogación "de manera íntegra" de la legislación laboral básica vigente.

Una negociación conducida por Lastra y Echenique, con la representante de Bildu. El gobierno no sabía nada del asunto, lo que produjo seis horas después, el anuncio del que el acuerdo será incumplido.

Naturalmente, el vicepresidente segundo le ha dicho al Gobierno, que no, que se cumplirá, lo mismo que Otegui. Faltaría más. Si a Iglesias le invitan gratis al espectáculo por qué no actuar. El que pone el escenario es el dueño del espectáculo, regla básica de la comunicación.

Que las alianzas de Sánchez duran menos que la harina en la estantería de Mercadona es sabido. Que solo se trata de esperar el momento de la traición, también. Que a su negociadora de cabecera le encanta el lío, desde luego.

Bien, politiqueo modelo Sánchez, de aquí no ve voy, lo de las alianzas lo llamamos geometría variable y santas pascuas. Y si hay que organizar el mayor clientelismo de estado de la democracia, la culpa es del PP que no apoya. Pues eso: cristalino.

Hasta ahora el rollito funcionaba y, al fin y al cabo, tenía que ver con interpretables medidas sanitarias, un arcano que solo Illa, que maravilla, conocía y que podrían creerse o no.

Se trataba de decisiones que limitaban derechos generales y producían agravios. El gran pecado original del cabreo social nació cuando se le reconoció a Urkullu hacer de su capa un sayo, a cambio de unos votillos, frente a Valencia por ejemplo. Quebrando contenidos constitucionales, como un exvicepresidente del Constitucional opinaba hoy en CLickradioTv, en los desayunos que organiza The Experience Club.

Pero, bueno, como diría Tezanos, todo opinable: mientras estén en los balcones es que apoyan: encuesta hecha y cobrada.

Es evidente que una "reforma integral" de la reforma laboral no puede alcanzarse ni hacerse en el plazo de la finalización de las medidas aprobadas en el estado de alarma. Es, también, evidente que será imposible acceder a recursos europeos con medidas de esta naturaleza.

Es, también, cierto que en un momento en que un tercio de la población activa está sometida a protección y hay dudas de que todos los ERTE puedan sostenerse, la inseguridad del marco laboral es un suicidio colectivo.

Las medidas de protección deben mantenerse, mientras se movilizan inversiones públicas y  empresariales de todo tipo de empresas: una condición no solo europea, sino que responde a la exigua capacidad fiscal de la economía española. La inseguridad jurídica de una reforma de esta naturaleza rompería cualquier posibilidad en esa dirección.

Siendo cierto el envejecimiento del Estatuto de los Trabajadores y la necesidad de articular un nuevo esquema, acorde con los mercados de trabajo actuales, no lo es menos que las técnicas derogatorias no dicen nada de lo que se desea en el futuro, que se supone debe negociarse con los agentes sociales. Agentes que por cierto se han enterado por la prensa, todo fetén.

Pero es todavía más grave lo ocurrido en términos políticos. En primer lugar, el Gobierno de Coalición se ha convertido en un espacio de confrontación partidaria y mediática, donde el vicepresidente segundo encabeza todo tipo de oposición al Gobierno,

En segundo lugar, Sánchez, obliga a sus ministros, hoy Calviño, ayer Escrivá, a quemarse frenando las ansias de espacio de Iglesias.

En tercer lugar, el Gobierno ha permitido la conversión de minorías plurales, muy minoritarias, en sindicatos clientelares a una velocidad de vértigo. Unos pagamos para que resuelvan problemas, otros cobran por crearlos.

En el mismo acuerdo retocado con Bildu se acepta, y esto no ha cambiado, que los Ayuntamientos de la Comunidad Vasca y de Navarra - que bajo el manto de Urkullu y Bildu- ya operan federadamente, algo no muy constitucional- hagan con sus depósitos lo que deseen, mientras la Ministra de Hacienda viene presionando para que el estado se apropie de esos fondos en el resto de España.

Pedro Sánchez se las suele apañar para que el sospechoso del camarote en el que ha convertido a su gobierno sea otro, Pero el espectáculo de negar seis horas después un acuerdo suscrito, tras la emisión del voto del aliado, es de cosecha propia y del Ministerio de la Verdad y Neolengua, el salón redondo de La Moncloa.

¿Será Arrimadas la próxima traicionada?

Pues nada, usted al balcón, observe el sainete. Mientras pasea enmascarado y enmascarada, calma, mucha calma. Mi nieto y mis nietas, que no conocen a Lastra, aseguran que todo saldrá bien. Y yo les creo.

Banda sonora: John Fogerty.Deja Vu (All over again)

Fotografía: negociador de Sánchez, preguntándose si alguien observa

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