Desde mi caverna, día 56: no era la ciencia, los populistas vuelven a respirar

09.05.2020

El gozo del cronista en un pozo. Les dije aquí que, en tiempos de pandemia, se debilitaba el desprecio a la ciencia y a los expertos del que habían hecho gala los populismos de todo tipo. Pues no; la politiquería ha derrotado al cronista; cosa que tampoco es para dejar de respirar, aunque da pena.

Sánchez, por cierto ha roto su silencio, un sábado más. Más o menos, todo va razonablemente, es científico a la par que asimétrico y hay que ser cautelosos o algo así. No ha respondido a ninguna de las preguntas, pero no es que le mueva la falta de transparencia, sino que las preguntas estaban mal formuladas, como ustedes pueden imaginar.

El auxilio de la ciencia y de la evanescente "cogovernanza" (cogovernanza es que los vascos hagan lo que quieran, para entendernos) ha sustituido a la metáfora bélica.

Una vez tomada, aparentemente, la loma de la curva, cosa que acaecería un lunes, según los planes del soldado que vestía de azul, desaparecieron los soldados de las ruedas de prensa. Los creadores de "neolengua", los chicos se lo tengo dicho trabajan duro, se orientaron a buscar otro responsable: las recomendaciones científicas.

El retraso del cierre, la escasez de equipos de protección y mascarillas, la ausencia de los test, las UCI insuficientes se enredan ahora en parámetros cuantitativos y cualitativos, algo ignotos y medibles solo por secretos asesores y expertos en magia, que se aducen para justificar las decisiones adoptadas. El fantasma de la ciencia recorre Europa y España es de las primeras, las primeras.

Las personas que son invitadas a la mesa de las decisiones reflejan la distribución de los fondos de investigación, la incidencia corporativa o las influencias académicas o políticas. Al final, ha ocurrido como en la crisis económica de 2008, todos los expertos económicos que negaban la estrategia de la austeridad fueron ignorados.

El balance en España sugiere que los índices de aprobación política y la disponibilidad de un relato han primado sobre las opciones que se tomaban y sus efectos.

"Hubiéramos sido más estrictos", si hubiéramos sabido, dice el Vicepresidente Iglesias. Los primeros informes sobre el desarrollo de la pandemia salieron de China el 24 de Enero, el efecto de los asintomáticos ya se conocía en febrero y la necesidad del distanciamiento social se predijo, para Europa, en la última semana de ese mes.

El nivel político ha elegido el tipo de ciencia y de evidencia que se alineaba con las preferencias políticas existentes. Esto vale para España, como para otros sitios, especialmente donde el aparato político está más fuerte: Reino Unido, Estados Unidos, Rusia...

El único tipo de "ciencia" cuyo papel no está aún claro en la respuesta del gobierno es la ciencia de encuestar y dar forma a la opinión pública. Con un CIS sometido a control político, no es de ahora ni nuevo, no hay forma de saber cómo la percepción pública ha ido modelando las orientaciones y los cambios de sentido del gobierno.

En realidad, la ciencia sirve para lo que servía la metáfora bélica: tiene el objeto de ocultar responsabilidades. Los cálculos políticos o económicos del gobierno, así como los compromisos previos de los responsables no tratan de ciencia.

No era la ciencia, era la política, y los populistas vuelven a respirar. Apartados en casi todo el mundo por el imperativo de la salud, con los antivacunas y todo tipo de "libertarios" y conspiranoicos en retirada, tuvimos un excelente momento para detener su progreso.

Las tonterías de Trump, las vacilaciones británicas, las irresponsabilidades letales de Putin, el negacionismo de Bolsonaro, el ideologismo de Obrador o de los Sandinistas, los recortes radicales de las libertades en países de centroeuropa duraron poco como instrumento para la búsqueda de racionalidad global.

Con instituciones multilaterales debilitadas y equipos políticos enredados en el relato, la coordinación de una estrategia global de salud se ha retrasado lo suficiente para que el mundo vuelva donde solía y los populistas respiren: pueden volver a decir cualquier cosa y la dicen.

Ustedes están a punto de nueva fase o enredados en la vieja. Tranquilidad y prudencia. Mi nieto y mis nietas, que además de pintores y cocineros, también quieren ser científicos, afirman que todo saldrá bien. Y yo les creo.

Banda sonora: Cracker. Show me how things work

Fotografía: Él conoce el secreto de la cogovernanza

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