Desde mi caverna, día 46: ¿Quién está a cargo del ruido del tren?

29.04.2020

Antes confinado que sencillo, es el lema de La Moncloa. Tras el esfuerzo de entender que el desconfinamiento, en realidad, funciona como la luna, según complejas fases, asimétricas, pero siempre las que anteceden acontecen antes que las posteriores, es natural, me pasé raudo al confinamiento.

Casi es para quedarse otra temporada larga, si me prometen que no tendré que escuchar dos o tres ruedas de prensa al día. Eso sí, el confinamiento tiene costes. Uno de ellos, si uno no quiere sucumbir a la televisión y Netflix, es que lee y lee cualquier cosa.

Ya les apunté aquí, a la mitad del encierro, hacia el día veintiocho, que había retornado a apasionadas mocedades y leí a los griegos, topándome con Tucídides y su relato sobre la peste en Atenas, que ya es mala fortuna.

Anoche, también es mala suerte, me fui a la biblioteca y resulta, no me pregunten por qué, que hay un volumen de Winston Churchill sobre la segunda Guerra Mundial.

Como en "el Ministerio de la Verdad y la Neolengua" de La Moncloa gustan tanto los hermanos Marx como el animador bélico británico, me dije: esta es la mía.

En mala hora. Es el volumen donde Churchill, frustrado con el parlamento, incluido su partido, se recita a sí mismo un poema: "¿Quién esta a cargo del ruido del tren?"

El poema es chungo, se refiere a la inconsciencia y al accidente fatal, a la ignorancia del que se cree protegido por magníficos engranajes, el "top" de la seguridad o las clasificaciones de test, por un poner y, al final, la caga.

El responsable del "clattering" (traqueteo mejor que ruido, para ser rigurosos) parece ser el dueño del relato, de la agenda de comunicación. 

Esto de las fases que nos ocupa es como la existencia de Dios: la humanidad no dudaba del asunto, hasta que Santo Tomas, otro gestor de ruidos, se empeñó en demostrarlo.

Cada vez que un responsable, hoy ha sido el doctor Simón y un par de ministros, nos explica el momento en que la fase precedente antecede a la siguiente y que procederán según indicadores que, dijo Simón, "casi todos" están consensuados, nos aclaramos menos.

El que "está a cargo del ruido del tren" haría bien en no confundirnos hasta que sepamos, de verdad, cómo estamos. Bien es cierto que sabemos quién manda, pero no nos han presentado al encargado del ruido.

Una ruedita de prensa del Ministerio de la Verdad y la Neolengua, ahora que ya está en el Comité que decidirá las fases posteriores a las que van primero, por favor, para que un seleccionado y desconocido periódico, "La voz de Zimbawe" propongo, le pregunte y así le veamos la cara.

No; no cuadran los números; la cadena SER hace un pavoroso informe sobre residencias que revela los dramáticos errores en las cifras de muerte; no sabemos nada de test en nuestros centros de salud; hasta julio no estará el famoso informe de prevalencia; hay que doblar las UCI...¿De verdad, estamos para jugar con las fases concluyentes que van precedidas de las anteriores?

Pues sí; necesitamos un acuerdo de mínimos económicos, que busca el gobierno, pero también un acuerdo de confianza en el estado de derecho.

Un acuerdo de aquellos de antes, donde los muñidores de relatos, primero, daban la cara en las ejecutivas de los partidos, para que se la partieran y, luego, escribían lo que demandaban las mayorías y no las cuevas del estado o los incentivadores de medios de comunicación afectos.

Un acuerdo en manos de un personal político a la altura.

Quiero decir que, unos, deben dejar de ser maravillosos de la muerte, siempre en la "champions league" de la gestión de la pandemia o de lo que se tercie. De esos ya tuvimos uno y anda de mediador por Venezuela, tras revolcón electoral.

Otros, deberán dejar de anunciar apocalipsis, recitar manuales neoliberales y cosas así, si quieren, algún día, ganarse el título de la alternativa.

Habrá algunos, los de ponte tú, que yo soy el "preparao" y me da la risa o los de patria y muerte que, igual, tienen que irse. Y a todos nos irá mejor.

Nuestro objetivo, mientras se lo piensan, es que el tren no se escacharre. Así que quédense en casa que, hasta el día cuatro, no empieza la fase que precede a la fase posterior.

El cronista es optimista. Al fin y al cabo, también lo dijo Churchill: "soy optimista, no parece útil ser otra cosa". Mi nieto y mis nietas opinan lo mismo que el británico y dicen que todo saldrá bien. Y yo les creo.

Banda sonora: El Consorcio. El Chachacha del tren

Fotografia: ¿Será fase uno, fase dos...?

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